No tengo muy claro qué es el apego. Ni el desapego tampoco. Digo esto para empezar por el principio, y para que nadie se lleve a engaño conmigo. Soy un inepto.
La situación es casi la de un lunes cualquiera. Bueno, no uno cualquiera, el primer lunes de julio, el primer lunes de playa, aunque tenga aún que partirme el día para ir a trabajar por la tarde. Bajamos por el camino de arena con cuatro niños de entre cinco y seis años y una bebé de pocos meses. Y nos encontramos en la orilla con otros tres o cuatro pequeños con los que jugar en la arena o en el agua. Ya por las tablas que llevan hasta la zona de sombrillas Leia me tira de la mano y me dice, me exige, que me bañe con ella. Ya.
El agua está todavía helada, pero donde hay patrona... Al rato es su hermano el que me reclama. Luke lleva un buen rato metiéndose al agua por su cuenta, pero no se lanza del todo. Hasta que me ve y ya no se separa de mí. Más de media hora peleándonos con las olas y riendo en equipo. Salimos contentos, cansados y temblando de frío. Leia y el resto de niños están levantando y destruyendo castillos, pateando una pelota, tirándose arena y salpicándose. Pero nosotros nos acurrucamos con las toallas, él sobre mis rodillas como cuando era un bebé. Reímos, jugamos, incluso cantamos. No hay forma de que se una al juego de los demás, porque quiere quedarse conmigo.
Se acaba la mañana y seguimos juntos bajo la sombrilla. Ya tengo que volverme a comer para irme a trabajar. Y Luke prefiere venirse conmigo en vez que quedarse con los demás en la playa. Cuando salgo ya están todos en casa, y al último que le doy un beso antes de marcharme es a él. Me queda una hora de carretera, pero me llevo un pensamiento dando vueltas en la cabeza: esto debe ser lo del apego.
La rutina de estos días se parece bastante a la de años anteriores. Entre la Academia Jedi de verano y mi trabajo hay unos 100 kilómetros, pero hasta que no lleguen mis días de vacaciones no queda más remedio, y seguiré haciendo las idas y vueltas que haga falta. Lo que sea por estas mañanas. Así discurrió, más o menos, la primera de este año en la playa. El verano promete.
¡Que la Fuerza os acompañe!
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