Revista Opinión

Lo del himno en los colegios

Publicado el 29 mayo 2021 por Manuelsegura @manuelsegura
  • Lo del himno en los colegios

Lo sorprendente de la moción que Vox presentó en el último pleno celebrado en el Ayuntamiento de Murcia, que con modificaciones respaldaron PP y Ciudadanos, no es que pretendiera que en los centros educativos se hiciera sonar el himno nacional a la entrada del alumnado; lo realmente sorprendente es que sus ediles anden en estas cuestiones cuando en el municipio aún restan techumbres con amianto por retirar y sustituir en los colegios, mientras todavía hay escolares que reciben sus clases en habitáculos prefabricados, sin calefacción, sin comedores, o existan edificios donde se imparta enseñanza con un estado de conservación mucho más que cuestionable.

Ahí debería radicar el patriotismo de estos concejales de cara a que los murcianos, y por ende los españoles, gocen a diario de una educación en condiciones, especialmente en una comunidad autónoma en la cola del fracaso escolar, y que ello les lleve a ser gentes de provecho en el futuro. Porque reclamar que la bandera nacional cuelgue de los mástiles en los colegios o que el retrato del jefe del Estado presida las aulas son peticiones que, por su obviedad, rayan en la simpleza. Si nos damos una vuelta por la capital y sus pedanías observaremos que, en cuestión de banderas, haberlas haylas. Otra cosa será su mayor o menor vistosidad y colorido como consecuencia del desgaste motivado por el inexorable paso del tiempo. Hasta la nada sospechosa consejera de Educación del Ejecutivo regional, Mabel Campuzano, expulsada de Vox en su día, reconoció en una entrevista televisiva que “hay cosas más importantes de las que preocuparse y no montar política espectáculo como hace Vox”.

No ha faltado quien apele, con motivo de este asunto, al sentido patriótico que se tiene en otros países como los Estados Unidos o Francia. En el primero, es cierto que la bandera suele estar presente en el jardín de muchas viviendas particulares, lo que nos da la medida del fervor que allí se tiene por la enseña. En el segundo, basta con escuchar a sus ciudadanos entonar con apasionamiento La Marsellesa en cualquier acontecimiento que se precie. En España solemos ser menos pragmáticos en este sentido. Nuestro patriotismo se solía evidenciar cuando la selección nacional de fútbol llevaba a cabo una de sus gestas, ocasión en la que la gente se echaba a la calle y los balcones se llenaban de banderas por doquier. Era el momento de entonar el Viva España de Manolo Escobar, a falta de que nuestro himno tuviera letra, ya que ni en eso los españoles hemos sido capaces de ponernos de acuerdo durante años. Comprenderán algunos que nuestro sentido patriótico tenga que ser distinto y distante del de los norteamericanos o los galos, sin querer decir por ello que nosotros queramos menos a nuestro país o como gusta más decir a otros compatriotas, esa hermosa nación llamada España.

Lo que más apena de todo esto es que la Región de Murcia vuelva a estar, otra vez de nuevo, en el candelero nacional, con mofas y chanzas a cuenta de tan genial iniciativa de un grupo municipal más pendiente de las formas que del fondo de los problemas que atañen a sus conciudadanos. Pero habrá que resignarse, ya que esa será la tónica hasta las elecciones de mayo de 2023, cuando Vox se convierta en pieza fundamental para que el PP recupere el gobierno en la Glorieta. Ya verán como habrá quienes, pleno tras pleno, les seguirán riendo las gracias.


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