En Italia los inmigrantes ilegales se han empeñado en llevar al impresentable Salvini hasta la presidencia del gobierno.
Un grupo de subsaharianos ha torturado, violado y asesinado a una chica italiana de 16 años. La gente se indigna, el ministro hace sus típicas declaraciones y sus apoyos aumentan.
Es un tema infernal porque se presta a la demagogia y a criticar a quienes la hacen, pero lo cierto es que dejar en las calles a gente joven, ajena a una sociedad, sin oficio ni beneficio, no puede producir efectos positivos sino todo lo contrario, generando un fuerte rechazo social.
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El tema sigue sin abordarse seriamente, desde la racionalidad y globalidad que requiere. ¿Hasta cuándo?