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Lo humano y lo divino a propósito de una copa de vino

Publicado el 08 diciembre 2014 por Ladypink

Por @castrilloespino

No se debe titular nunca con una rima, pero la ocasión merece saltarse esta regla (y muchas más) porque existe un vino que te permite tocar el cielo.

Dejando razonamientos enológicos para otro momento, si el vino se llama Glorioso ya tiene muchas papeletas. Y más todavía si se fusiona con una degustación de platos elaborados a partir de trufa negra bajo la batuta de Fina Puigdevall, chef con dos Estrellas Michelin.

La tierra prometida de La Rioja Alavesa se abre ante los sentidos en medio de Madrid Horse Week, el evento hípico que ha tenido lugar desde el 26 al 30 de noviembre en IFEMA, gracias a la colaboración de Fina con Roberto Rodríguez, hijo y nieto de viticultores y vinicultores, enólogo de Bodegas Palacio. La trufa recogida en esta tierra durante esta temporada junto al vino Glorioso han sido los protagonistas de la cata organizada por el tándem de expertos gastronómicos.

La fusión celestial dio como resultado un caldo ahumado y torreznito trufado para empezar, maridados con el blanco Glorioso Reserva 2009 rompiendo el mito de que el blanco acompaña sólo a las verduras y pescados. Como explicó Roberto, si el vino tiene cuerpo y complejidad, no hay que servirlo muy frío y combina perfectamente con sabores más fuertes como los de la carne. De esta forma, las acelgas trufadas y la Royale estuvieron maridadas con un tinto Reserva del 2009.

Y cambio de chip al volver a la combinación más convencional de tinto, un Gran Reserva del 2006,  para la liebre.

Pero fue el vino de 1978 el que hizo más honor a su nombre, Glorioso. Una joya de la bodega, digna de acompañar a Baco en algún cuadro de la Historia. Con su halo dorado, su cierto espesor recordando a la miel o al caramelo de los dulces manjares prohibidos, con notas de luz anaranjada, de cuero y tabaco. El requesón trufado helado y un volcán de chocolate fueron los afortunados de acompañarle por unos minutos.

De ahí, sólo quedaba flotar en las nubes durante un rato, y después, el inevitable descenso a Tierra.


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