Revista En Femenino
¿Qué se puede hacer cuando ni el cuerpo ni el alma parecen tener descanso? ¿Qué alivio podemos encontrar a nuestro estado psíquico y mental para continuar? Porque hay situaciones en las que uno no puede parar, tiene que estar al pie del cañón con todas las pilas cargadas, tiene que ser sostén y apoyo, ayuda y confianza, sonrisa y ánimo... ¿qué se puede hacer entonces, cuando una debería ser una roca y se da cuenta que las piernas le flaquean? Desde mi punto de vista solo se puede hacer una cosa, algo que se resume en una simpleza así dicha, pero que implica mucho: tirar para adelante cómo se pueda.
Hay que encontrar distintas motivaciones que nos eleven el corazón y el estado de ánimo. Hay que querer mucho, muchísimo, y sentirte querida, apoyada y acompañada. Hace poco me visitó mi amiga Elena, que vive lejos. Nos vemos muy muy de vez en cuando, pero la siento aquí al lado como si estuviera siempre conmigo. Hablamos durante horas y una de las cosas que yo le comentaba es que es muy curiosa una sensación nueva que estoy percibiendo desde que vivo una situación bastante delicada: sé perfectamente quién está pensando en mí y mandándome ánimos. No es nada esotérico ni de ondas ni nada por el estilo (no creo en nada de eso), creo que en este caso entra en juego más bien la empatía, una corriente que te envuelve y hace que no te sientas en soledad, que permite que te sientas arropada y mimada... No sé ni cómo explicarlo, pero tengo clarísimo que hay personas que tal vez no se atreven a llamar, a escribir o a comunicarse conmigo, pero que están pendientes de mí en todo momento. Y es curioso cuando por fin llaman o escriben y te lo confirman, que llevan pensando en ti mucho tiempo pero que no podían ponerse en contacto por alguna razón, principalmente emocional. Y hay otras personas de las que ni me acuerdo, que la vorágine del día a día se ha tragado yo creo que para siempre, que no están ni estarán, y está bien que así sea, eran personas que tarde o temprano habrían desaparecido igualmente. Lo mejor es que no siento nada hacia ellos cuando me acuerdo de casualidad, ni rabia ni dolor, ni decepción... creo que cada uno actuá como puede ante situaciones difíciles y ya está, no hay nada que reprochar.
Otro apoyo para tirar para adelante sintiendo todo ese amor y ese acompañamiento es el cariño de las personas cercanas, las que está claro que te apoyan y están ahí siempre. Si las anteriores entraban en el grupo de las que no están cerca pero percibes, éstas son las que están ahí, a tu ladito, dándote la mano, tomandoun café contigo, cubriéndote y haciéndote reírcuando lo necesitas, escuchando día a día tus miserias sin cansarse ni dar muestras de aburrimiento. Tu familia, que no tiene porque ser solo la de sangre, que en mi caso es de lo más importante que tengo en la vida, también la familia política, los amigos más cercanos, aquellos que son como hermanos. Aquellos en cuya presencia y ayuda siempre puedes confiar, aquellos que te llaman con insistencia aunque tú no les cojas el teléfono o no les contestes porque en ese momento es imposible para ti. Esos que no se enfadan si desapareces un tiempo y siguen al pie del cañón, mandando mails que no tienen respuestas o marcando tu número hasta que tú estás disponibles y dispuesta a hablar con ellos de cualquier cosa, de cualquier tontería, o de los grandes temas que te preocupan. Estrella, Alicia, Mamá, Emi, Nacho, Ana, Dani, Javier, Pilar, Isabel, Chelo, Elena, y tantos otros, que no se me enfade nadie, es que no caben tantos nombres en tan poco espacio... Muchas gracias a todos ellos... Sois mi tabla de salvación, de verdad, sin vosotros me volvería loca... Y gracias por entretenerme y hacerme reír.
Y en este especial homenaje a los que me rodean, que me ha salido sin pretenderlo, un especial agradecimiento a alguien que no se va a enterar de esto que le diga, a mi sobrina Nekal, que con sus dos añitos no tiene ni idea de lo feliz que hace a su tía, de lo bien que le viene a su también madrina los ratos que pasa con ella. Mi niña es una de las cosas que me iluminan y me llena de ilusión y alegría.
Por supuesto, no puedo acabar este ¿desahogo? sin nombrarle a él, la razón por la que me levanto cada mañana y avanzo a través del día con todos sus inconvenientes, la persona a la que más he admirado siempre, y ahora más todavía. Él que ha sido y es todas mis risas, todas mis alegrías, toda mi felicidad. La persona a la que más he querido y posiblemente más quiera en la vida. La persona con la que me entiendo con una simple mirada. El mejor ser humano que he conocido jamás, que sigue preocupándose de todos, pendiente de que estemos bien, el que me mima y me cuida. El hombre con el que quiero disfrutar de cada momento del día, de cada pequeña cosa que nos depare el momento, de cada sonrisa que nos dedicamos... Y de todo lo que haya que pasar juntos, siempre juntos.