Revista América Latina

Lo indios patas rajadas de siempre

Publicado el 05 junio 2015 por Jmartoranoster

Ilka Oliva Corado

De la fiesta popular que se vivió el 30 de mayo en Guatemala lo que más me cautivó fue ver de nuevo al pueblo Ixil, cierta tristeza me invadió, una melancolía amarga en recuerdo del Juicio por Genocidio, y desolación con las que la sociedad los dejó. A la vez la dulzura de la consecuencia de siempre, esos pueblos milenarios lleva palo por los que pocos alzan la voz desde el privilegio de sus togas.
A ellos nadie los ensalza, nadie los aplaude, nadie los reconoce en sus programas radiales ni en sus columnas escritas, tampoco en sus programas televisivos, a los que sí aplauden es a los “ladinos blancos urbanos” los elevan y los consagran como los ejemplares en extinción. De hecho a ellos han entregado el distintivo de estas marchas en contra de la corrupción, tenemos poca memoria los guatemaltecos, se nos ha olvidado que los Pueblos Indígenas han estado de pie durante siglos, y en las últimas décadas la sangre que ha corrido es la de ellos. Lo más fresco lo ocurrido en la Cumbre de Alaska. ¿Cuántos urbanos togados se manifestaron?
No pretendo descreditar la marcha urbana, porque también estoy indignada con la corrupción, y es una paso gigante ver las calles rebalsándose de juventud y aquellos mares exigiendo la renuncia de un genocida, pero no por genocida sino por corrupto. Lo triste es que dentro de esas marchas también se les discrimine a los indígenas y a los obreros y a los proletarios. Lo triste es que dentro de esas marchas cada sector de la sociedad se coloca en su lado del clasismo, cuidando su terreno de cualquier invasión de patas rajadas y de shumos. Aquí los blancos, allá los negros, allá los indios, allá los obreros, allá los…
Yo no puedo hacer alarde en mis artículos como lo hacen periodistas que citan a abogados reconocidos, a intelectuales y a contactos “bien,” en referencia de estas marchas, pero sí me han escrito personas que son pueblo raso, y entiendo su descontento, cómo se sienten al ser discriminados dentro de ese río revuelto que inunda la plaza, eso es así, por desgracia, el racismo y la discriminación llevan siglos arraigados en nuestra cultura. Es propio de los guatemaltecos la exclusión y el clasismo. El jactarse. Sin embargo aún dolidos no dejan de ir a manifestar porque confían que el cambio venga y que sea grande y que sea certero.
Tal vez de todos lo que han ido a manifestar a la capital a los que más les cuesta y han realizado un enorme sacrificio son los indígenas que viajan desde los departamentos, porque pierden un jornal de trabajo, tienen que pagar pasaje, comida, ¿y cuánto gana un indígena al día? Y ahí están como siempre, desde siempre, a pesar de la discriminación, del rechazo y de la burla. Ahí están con su frente en alto.
Me pregunto que si un día de estos el llamado de una manifestación contra la corrupción se haría en la Cumbre de Alaska, ¿cuántos urbanos de la capital irían? Digo corrupción porque es lo que realmente ha levantado al pueblo, porque por seguro si es una marcha contra el genocidio pocos se apuntarían y serían por supuesto los tres gatos de siempre.
Por desgracia entre tanta euforia también están los oportunistas, los que buscan el aplauso, salir en la foto de portada, los que se acreditan el despertar. No, los que han estado despiertos desde siempre son los indígenas. A ellos ni siquiera los San Carlistas los apoyaron para el Juicio por Genocidio, los dejaron solos.
¿Por qué insisto en el genocidio? Porque no hay lucha que valga la pena en Guatemala si antes no se reconoce que hubo genocidio. Si antes no se honra con justicia a los que lo sufrieron. Que un pueblo acepte y conozca y honre su Memoria Histórica es vital para cualquier avance que se busque. Ojalá que un día esas mismas masas, esas mismas multitudes de la manifestación contra la corrupción también un día hagan rebalsar las calles respaldando el Sí Hubo Genocidio. Por el momento se limitan a decir que cada cosa en su lugar, que no se puede perder de foco lo de la corrupción, mientras que los clasemedieros togados pro “elegancia y fanfarronería” apoyan el “hay que olvidar lo que pasó, hay que llamar a la reconciliación.” Con esto ensuciando la Memoria Histórica y la sangre derramada y la lucha de los mártires y el dolor de quienes perdieron familiares en esa lucha. Llaman a no juzgar a los militares ni a los de la oligarquía que tuvieron que ver en las masacres y las torturas. Quieren que sea borrón y cuenta nueva. ¿Con qué humanidad proponen semejante bajeza?
Se rumora que Guatemala comienza a despertar, no, los que tal vez comenzaron a despabilarse son los clasemedieros, porque los indígenas desde siempre, pero nadie ha escuchado sus gritos, su llanto, nadie ha visto sus necesidades y muchos menos ha hecho en pro de cambiar esa realidad. Se hacen como que no es con ellos.
Ojalá que en una Asamblea Constituyente no sean solo tocados blancos y clasemedieros los que la conformen, si es que se llegara a dar. Ojalá que esta revuelta no sea solo la efusividad que beneficie a los de siempre solo que en distintas manos. Ojalá que Guatemala realmente despierte y sienta el dolor de la marginación y de la hambruna y de las muertes inocentes, más allá de la cólera de la corrupción.
Ojalá que un día a toda voz, todas las voces griten en la plaza que Otto Pérez Molina es un genocida y exijan un juicio que lo lleve a la cárcel, no solo por corrupto. Pero más aún, deseo con todas las fuerzas de mi ser, que un día no muy lejano seamos capaces de vernos como hermanos, con el mismo valor humano, así seamos unos de oficio y otros de profesión. Así seamos unos pueblerinos, arrabaleros y otros urbanos. Así seamos unos negros y otros blancos. El día que Guatemala deje la discriminación y el racismo habremos avanzado grandemente. Por el momento estas manifestaciones masivas contra la corrupción pueden ser el comienzo, ojalá y que sea cierto, que ésta generación es la del cambio, así como se jactan en sus carteles de marcha anti gobierno corrupto.
Mi reverencia a los Pueblos Indígenas que han hecho acto de presencia como siempre, desde siempre. Mi reverencia a los obreros, a los proletarios y a los campesinos. Que a pesar de los pesares están ahí, soñando con que el cambio venga. A los clase media togados urbanos les digo, que no le falten el respeto a la oportunidad de la educación superior, es un privilegio del que gozan muy pocos, ojalá que ustedes también sean parte del cambio, desde la médula que duele y que exige. El tiempo dirá, el tiempo dirá.
Nota: como siempre, aclaro que no generalizo. Que tampoco estoy en contra de estas manifestaciones, las apoyo, solo que tal vez por ser demasiado pueblo raso, mi visión es rigurosa y exige lo que parece a todas luces imposible. Pero sigamos, lo peor que podemos hacer es quedarnos estancados.
Segundo texto de la trilogía: Guatemala racista y clasista.  [email protected]      @ilkaolivacorado Ilka Oliva Corado

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