En el mes de julio de 2019 cayó en mis manos el volumen Malos días, editado por De la luna libros, y lo terminé en apenas dos tardes con una enorme felicidad: me pareció una obra estupenda. Ahora, dos años después, experimento la misma sensación con Lo justo, una gran colección de relatos que edita Baile del Sol y que me devuelve a la espléndida narradora Victoria Pelayo Rapado.
En esta segunda entrega compruebo que las virtudes literarias que asomaban en el tomo anterior se consolidan y refuerzan: la escritora zamorana se mueve con soltura y con rotundidad (no siempre es fácil combinar ambos vectores) en los territorios de la memoria y de la culpa (“Una educación religiosa”), en la emoción que a veces trepa desde el estómago hasta la garganta (“Mejor con la luz encendida”), en la descripción de una agonía lastimosa (“Hasta que la muerte”) o en el desarrollo de una venganza que nace de la decepción (“En lo bueno y en lo malo”). Vigorosa y siempre elegante, la prosa de Victoria Pelayo zigzaguea y nos va meciendo con sus oleajes deliciosos, con sus luces tenues, hasta conseguir que nos sintamos incluidos en sus propuestas y que experimentemos, gracias a la capacidad envolvente que despliega de principio a fin, sentimientos de angustia (“La ratonera”), ira (“Puerto 3”) o desdén decepcionado (“Mala sangre”).
Si desean conocer un buen volumen de cuentos, no se lo piensen demasiado: Lo justo colmará sus expectativas. Las mías, desde luego, las ha colmado.