Para haber empezado la semana con más sueño que vida, tampoco ha estado mal, ¿no creéis?
A mi los lunes nunca me preocuparon, pero es cierto que son matadores después de dos días haciendo literalmente el vago. Pero hay lunes y lunes. El de hoy, ¿cómo lo calificaría yo?
Distinto.
Distinto a todos los demás, desde la firma hasta las noticias. He sido testigo de uno de los momentos más bonitos de la vida, y ahí estaba yo, con mi pluma y mi diestra dispuesta a dar fe de ello.
Las horas en la universidad se estaban haciendo eternas, hasta que…¡ZAS! Noticias frescas, rápidas y deseadas (que viene siendo raro por parte de la UC), pero hoy sí que se portaron bien. Los magnates que dirigen se han propuesto sacar en el mismo día la fecha de nuestra graduación y el centro que nos habían asignado para las últimas prácticas de la carrera.
¡Ya podían ser así todos los lunes, bendito octubre!
Pero siento romper vuestras expectativas, todos los lunes que restan de aquí a Navidad por lo menos, serán igual de horribles que siempre, con sus horas interminables de matemáticas en contexto, o lo que es lo mismo, muerte lenta y dolorosa. De nada.