1. Melancolía. Con su habitual radicalismo Lars Von Trier nos contó su visión del fin del mundo. Descarnada y claustrofóbica el realizador danés ha realizado este año su mejor película desde Dogville.
2. Looper. Hace rato el cine no nos regalaba una reflexión sobre los viajes en el tiempo. Toda una revelación, con un guion escrito con inteligencia y solidez, en Looper nadie es completamente bueno ni malo, todo es relativo, como el tiempo. Una extraña mezcla de cine negro y ciencia ficción. Todo un clásico en potencia.
3. Breaking Bad. Nunca antes una serie de televisión había mantenido la intensidad e interés que desplegó durante cinco temporadas. Con el capítulo final de la obra maestra de Vince Guilligan ha quedado un hueco muy difícil de llenar en la televisión nuestra de cada día. La intrincada vida de Walter White es de lo más emocionante que hayamos podido ver en décadas de insulsa televisión.
4. Tenemos que hablar de Kevin. A nadie se le había ocurrido pensar en la vida que podría tener la madre de uno de esos niños sicópatas que entran armados a las escuelas norteamericanas, con la firme intención de arrasar todo lo que se mueva. Impactante, sincera y seca como un gancho al hígado, la adaptación de la novela de Lionel Schriver fue uno de los picos mal altos del año. El hecho de que la actuación de Tilda Swilton haya pasado desapercibida para los dinosaurios de la Academia habla una vez más de los dudosos criterios con los cuales se determinan las nominaciones y premiaciones de los Oscar.
5. Hugo. Todo cineasta tiene una deuda con George Méliès. Este es el intento de Martin Scorsese por saldarlo. Con unos revolucionarios efectos especiales, Hugo justifica el todavía polémico formato del 3D. Para mí no cabe ninguna duda que es la mejor película del año. Homenaje sublime al cine.
6. Mad Men. La quinta temporada de Mad Men fue de lo mejor que le sucedió a la televisión. Con suma paciencia se han venido desarrollando los personajes y toda la tensión que se sintió en las primeras tres temporadas ha explotado en este último año. Los que todavía se resisten al encanto de Don Draper no pierdan más tiempo y sean testigos de cómo se conformaron los sesenta, la última edad de oro que ha vivido la humanidad.
7. Drive. Sin duda la sorpresa del año. Con reminiscencias a la frenética Vanishing Point y los componentes del mejor drama. Dentro de pocos años se transformará en película de culto y todos aquellos que hablaron mal de ella tendrán que tragarse sus palabras. Notable la actuación de Ryan Gosling como un doble de acción que maneja como nadie sus autos setenteros. Velocidad y sangre en sus justas proporciones.
8. Infierno Blanco. Emocionante, escalofriante. El talento de Liam Neeson estaba intacto, lo que pasaba es que estaba aceptando todos esos papeles en películas de acción para proveerle un futuro promisorio a sus descendientes. Alaska y sus lobos, el hombre contra Dios, las ganas de vivir por encima de cualquier cosa. Lamentablemente el público le dio la espalda a un filme que merecía mejor suerte. No se la pierdan por nada del mundo. Es emoción y adrenalina pura.
9. Ted. La comedia del año. Gracias a su Family Guy Seth MacFarlane se ha consagrado como un digno sucesor de Terry Jones y sus Monty Python. El oso que todos tuvimos, el amigo cómplice que todos queremos tener, para MacFarlane no hay nada sagrado. Para él lo más chistoso es romper con todos los cánones, mearse en lo sagrado, fumarse un porro con las hojas de la biblia.
10. La vida de Pi. El regreso de Ang Lee constituyó uno de los momentos más altos de este fin de año. Desde hace más de una década, cuando Tom Hanks inmortalizó una pelota de voleibol bautizándola Wilson, no sufríamos tanto con un náufrago. Los efectos especiales desplegados en este filme fueron comparados con los de Avatar. Seguramente La vida de Pi (Una aventura extraodrinaria) llegará a la primavera como una de las más ganadoras de la temporada.
11. Carnage. Infame la manera como fue distribuida en el país esta nueva joyita del polaco. Siguiendo el ambiente asfixiante de Cul- De- Sac y sobre todo de La muerte y la doncella, Roman Polanski encierra a dos parejas de padres de familia en un apartamento. La excusa es hablar de una riña que han tenido sus hijos pero en realidad lo que incuba allí son las razones por las cuales la sociedad norteamericana está en franca decadencia. Notables las actuaciones de Kate Winsley y Christoph Waltz.
12. Escobar, el patrón del mal. Hace años la televisión colombiana no sacaba algo con esta calidad técnica y sobre todo argumental. Quedó demostrado que si acá no se hace buena televisión no es por falta de talento sino porque a los canales privados les interesa más su labor de embrutecer al público. Esta fue una serie necesaria ya que las nuevas generaciones de colombianos necesitaban saber que Escobar era más parecido a un monstruo que a Robin Hood.
Lo mejor del año que se fue originalmente publicado en www.ochoymedio.info/blog en Jan 8, 2013.