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No es habitual que comience a escribir un post refiriéndome a mí mismo pero éste lo requiere. No son pocos los que me comentan lo atrevido, en ocasiones, de mi forma de decir las cosas. Hasta me han llegado a llamar "valiente" por tratar más a fondo temas en los que se suele entrar de puntillas...Decide tú si eso es bueno o es malo pero, en cualquier caso, te voy a explicar cuáles son mis fundamentos, que no fundamentalismos, para aplicarme en el arte de la “provocación" y convertirla en un modo de vida.
Son dos las formas de ver esta actitud: la de muchos y la de los otros (vaya formas, ¿verdad?).
A mí me gustan ambas aunque reconozco que sólo con una de ellas me identifico como filosofía de vida: la de los otros.
PRO-VOCACIÓN, como una síntesis de una virtud que no viene de serie – proactividad - y un regalo que se descubre con el tiempo – vocación - y que, juntos, a ti y a todos nos hace mejores a la hora de tomar decisiones y afrontar retos.
PRO, como una parte del todo que precisa de voluntad supina por un constante afán de mejora y, por supuesto, de superación; VOCACIÓN, como el punto de partida a lo que muchos denominan felicidad si somos capaces de orientar nuestro futuro laboral en base a ella.
La de muchos, es decir, la otra visión conceptual, no se aleja del tradicional concepto del acto de provocar o de llamar la atención, fundamentalmente, a través de la transgresión o la incitación.
En este sentido, hay gustos para todo pero, como te comenté en el párrafo inicial, también me muevo con comodidad y por eso me atrevo a recomendarte que siempre tengas ese “punto de provocación” puntualmente necesario para no pasar desapercibido en momentos en los que se precisa hacer notar tu presencia (especialmente, en el terreno laboral, tanto si tienes aspiraciones dentro de una empresa como si buscas empleo).
No se trata de que hablen de uno –aunque sea mal-, nada de eso; sino de captar una mirada para arrancar una reacción. Es así como nacen los logros… Es así como descubres tu sitio y, sobre todo, permites que otros te abran las puertas que precisas.
Incluso hay casos, algo más radicales, que me llaman la atención. Te cuento uno de ellos:
Hace años, asistí a un proceso de selección para un puesto en departamento comercial y he de reconocer que, después de tanto tiempo, aún me sigue llamando la atención lo ocurrido. Te cuento:
Se trataba de una multinacional con necesidad de cubrir un puesto de delegado comercial
Fuente imagen: media-service & delcampovillares
en la zona de Andalucía. Tras entrevista telefónica y criba psicotécnica inicial de casi cuatro horas, tuvimos que someternos a una segunda y última (así lo creía yo) entrevista que resultó ser la penúltima, pues nos esperaba un nuevo y definitivo encuentro con dos directivos de la empresa en un hotel de Marbella.En él, todos los candidatos fueron -permíteme la expresión- interrogados y sometidos a una dura batería de preguntas que cada cual supimos manejar a nuestra manera. Pues bien, al término de este "sometimiento" uno de los entrevistadores iba agradeciendo la asistencia a cada uno de los posibles y remataba con una última frase dando la oportunidad de preguntar o añadir algodonare cualquier aspecto del proceso de selección.
Sólo uno de nosotros, tras un par de segundos de grueso silencio, pidió la palabra y preguntó al entrevistador si tenía su CV a mano. Éste asintió, lo tomó con sus manos y replicó el porqué de sus palabras. A lo que el candidato, con voz firme le dijo:
- Si es tan amable, vaya a pie de la última página y... ¿Ve usted la firma?.
- Sí, respondió.
- Pues fíjese usted bien en ella porque a partir del próximo mes la verá entre las nóminas de su empresa.
El entrevistador, con una mirada desafiante, llegó a decirle
- ¿Por qué estás tan seguro de ello?.
La respuesta fue implacable:
"Porque puedo ser tan bueno como el mejor y, no le quepa la menor duda, tengo más ganas que nadie".
Se puede ser categórico, igualmente transgresor (mal llamado innovador) y, cómo no, no dejar de ser proactivo y trabajar por vocación.
Pues, dicho lo dicho… Sólo me queda plantearte una cuestión:
¿Te sumas a la PROVOCACIÓN?
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