Revista Cultura y Ocio

Lo mismo da un burro que un gran profesor

Publicado el 18 agosto 2011 por Desequilibros
Poco podría imaginar el bueno de Santos Discépolo que su tango Cambalache iba a convertirse en un funesto retrato, no ya del siglo XX, en el que fue compuesto, sino de toda nuestra sociedad, 80 años después.
Compuesto en 1934 para denunciar los excesos y abusos de la Década Infame argentina, en un contexto mundial de Gran Depresión, Guerra Civil Española y posterior Guerra Mundial, fue censurado sistemáticamente por todas las dictaduras militares argentinas desde su creación.
Lo mismo da un burro que un gran profesorA día de hoy ya es un clásico; no solo del tango, sino de la descripción de una sociedad en crisis, a todos los niveles: económica, cultural, intelectual, política, ciudadana…
Su letra es, lamentablemente, el perfecto espejo en el que mirar e interpretar los tiempos que vivimos.
Y estos días lo estamos comprobando en carnes propias:
lo mismo me dan las revueltas en Inglaterra, la represión en Siria, las intolerancias indignadas o las filias papistas;
la prepotencia política, la sordera artística, el desierto de la cultura y al educación o la vulgarización de la divulgación;
la futbolización de la sociedad, la mediocridad poderosa, la incontinencia verbal o las soflamas reclamando derechos que no respetan lo que piden;
la arrogancia de los gurús, los monólogos sin intención de diálogo, el desprecio por el discrepante, la petulancia y estupidez de la blogosfera;
el oportunismo mediático, el sensacionalismo como referente informativo, la búsqueda de público cautivo irreflexivo o el empeño de elevar a los más tontos a modelo a seguir o como referente de lo que sucede…
No fue Discépolo un santo. Murió en 1951 repudiado por la intelectualidad de su época por su apoyo incondicional a Perón. En todo caso, su retrato es fiel y refleja lo que somos, en lo que nos hemos convertido y, por desgracia, a donde nos dirigimos.
En fin; pasen y vean lean:
Cambalache
Enrique Santos Discépolo.
1934
Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé...
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!...
¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y "La Mignón",
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón...
¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley...
Lo mismo da un burro que un gran profesorLo mismo da un burro que un gran profesor

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La partitura está sacada de TodoTango.

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