Cuando nos suceden cosas que para los demás resultan obvias, nos quedamos con cara de haber recibido una ducha fría, cuando pensamos en una ducha que esperábamos que fuera de agua caliente.
¿A qué llamamos obvio en nuestras vidas?. Repasamos los diccionarios, María Moliner, el Drae, wikipedia, o sencillamente recurrimos a nuestra memoria y decimos por ejemplo, que lo obvio es aquello que por su simpleza es evidente.
Evidente es que las nuevas generaciones tienen que buscar y encontrar su forma de hacer y ver las cosas; pero no olvidemos que los que nacimos ya con la dictadura, hemos transitado lo suficiente para saber algo que no deben de obviar la juventud.
Es posible que nosotros no hayamos aportado la coherencia y honestidad en nuestra singladura, pero desde luego seguramente nos tocó cabalgar en muchos momentos, a ciegas pero con enorme ilusión que una nueva etapa que nos hizo ver y actuar según creíamos que era lo mejor; aunque eramos novatos, muy novatos de lo que había que hacer y así aprendimos las cosas de la mejor manera posible.
En toda época de cambio, debemos tomar lo que nuestros antecesores creyeron que era lo idóneo, que también aprendieron a su vez de sus mayores. Por eso tienen que tener en cuenta los actuales jóvenes que también deben de tomar lo bueno de nuestra generación, para que puedan poner las bases de un cambio que ya se está produciendo.
Creo que en eso consiste en cambiar las cosas, tomando siempre las mejores ideas de las generaciones anteriores y, sobre todo no tener miedo en cambiar las formas de hacer, pero los cambios se tienen que producir con nueva savia, con ilusión que es totalmente necesaria pero, por qué no con lo bueno aprendido en la experiencia pasada por todos los que nos precedieron y por nosotros también.
Ahí está la grandeza de todo cambio para mejorar nuestro país. O lo que es lo mismo, saber aplicar lo obvio.