Imagen tomada de Pintura e-blog.
Para sorprendernos aún más y, sobre todo, para que no pudiéramos sospechar las verdaderas razones de su gesto —por eso sería—, un día a plena luz pintó una gran puerta en el muro exterior de su casa y la cerró por dentro. No hemos vuelto a saber nada de él desde entonces. Algunos incluso empiezan a dudar de que de verdad haya existido. Otros ya ni siquiera recuerdan su nombre. Yo sí lo sé. Pero no tengo más remedio que tratar de olvidarlo. (LUN, 770)