Nos hemos encontrado maestras que dicen; es que yo no puedo hacer nada en torno al arte, no sé nada de arte. Otras dicen; Cuanta energía y tiempo se emplea, uff! lo dejo antes de empezar. Es que si hago actividades artísticas no trabajo las matemáticas…. Mi amiga y yo en formaciones conjuntas, hemos intentado animar a estas maestras. Aquella maestra, la de la lucha diaria y llena de incertidumbres con respecto al arte o la educación pero implicada hasta la médula. Y es que el arte a veces no está en lo grande, ni siquiera en el hacer, tal vez en los pequeños gestos. Cada pequeño guiño que nos ofrece un niño es una invitación, que como decía Loris Malaguzzi, los proyectos grandes o pequeños ayudan a los niños y niñas del aula a que puedan sentir nuestra presencia. Se trata de una fuerza mayor cargada de significados propios donde el niño posiblemente solo necesite sentir-se reconocido, mirado, querido, valorado, escuchado….pero sobretodo sentir que forma parte de algo. Este es un proceso nada simple, en el camino hay que decir que no a muchas cosas a las que pueden estar afectiva y emocionalmente ligados. Crear un equilibrio constante de alientos y pensamientos interrogando creencias o sintiendo de forma diferente a lo conocido implica pasar de lo subjetivo a lo objetivo. Un proceso que puede ser transferido bien imágenes o a las palabras. ¡Ay! y las maestras en medio de este diálogo intenso a veces y a la vez tan hermoso. De alguna manera sabemos que todas estas acciones son instrumentos de comunicación cargados de descubrimientos únicos e irrepetibles.
Creaciones con elementos de la naturaleza y encontrados
en el patio escolar, por niños de cinco años.
Gracias Rita Noguera por dejar que aprendiera de ti, Mantente cerca, quiero seguir con estas largas charlas de una manera u otra contigo. SUERTE!