Por fin, la reforma de la ley del aborto será
llevada en octubre al Consejo de Ministros. La noticia ha recibido, a excepción
del PSOE y de las clínicas abortistas, una positiva acogida. No podía
ser de otra manera para una norma que recupera la sensata ley de
supuestos y mejora aspectos como el del riesgo para la madre o las
malformaciones del bebé, coladero contra los derechos del «nasciturus».
La protección del más vulnerable de todos los seres humanos vuelve a ser
prioritaria.
Abortar no es progresista. Proteger al discapacitado, sí lo es. El embrión discapacitado es tan humano como los humanos.