Después de varias semanas sin viajar necesitaba encontrar un poco de aventura en mi vida cotidiana. Así que decidí apuntarme a un curso de Escritura y Literatura de viajes. Lo hice porque aunque nunca he pensado en escribir un libro de viajes, quizás si alguna vez, uno que reúna de alguna forma mis post de confesiones de una guía turística. Pensé además que rodearme de gente a quién les guste los viajes y la escritura, sería cuanto menos enriquecedor. Dos horas y media durante cuatro días, con un grupo de quince personas nos encontramos en una amplio salón, una de las Salas de Juntas del Círculo de Bellas Artes en Madrid. Una enorme mesa cubría prácticamente toda la estancia. Chicos, chicas, señores y señoras variopintas, unidos en algo en común: La Literatura de Viajes.
Antonio Picazo es nuestro profesor, es periodista y escritor de varios libros de viajes, pero realmente nunca oí hablar de él. Es un señor que no para de hablar y enseguida me doy cuenta de que es alguien peculiar. El primer día nos habla de él, de sus experiencias y de sus libros y nos ofrece unas pautas sobre la estructura, contenido y organización de este genero literario. Yo me voy a casa contenta, realmente porque tampoco tenía ninguna expectativa en particular: Tan solo quería pasar un buen rato y conocer algo más y eso sin duda ha sucedido.
El segundo y el tercer día aún me gustan más. Hemos empezado los trabajos prácticos en común: son divertidos y enriquecedores, nos hacen aprender de lo malo y de lo bueno del otro y ejercitar nuestra creatividad. Pero lo mejor de todo es cómo es Antonio: Radical, atrevido, políticamente incorrecto y totalmente auténtico, no solo en su obras si no también en su vida: !!Cómo si no iba a titular un capítulo "Confitura Nata India y 49 grados", donde compara el asombroso Taj Majal con un gran pastel de Nata...!! Y no, no es una pose, no es una táctica, es real, Antonio es irreverente y dice lo que cree y ya está Y esto es lo mejor de él, que comparte de forma generosa, sus gustos y sus ideas sobre el buen escritor de Literatura de Viajes.
Sus clases han intensificado en mí la pasión por los viajes y además, y después de mucho tiempo tengo ganas y deseos de escribir: ¿Qué más se le puede pedir al curso? Pero eso no ha sido todo, ya que además he descubierto algunas de sus obras. Y la verdad es que están genial.
La primera de ellas "Viajeros Lejanos" un precioso libro con fotos e ilustraciones sobre sesenta hombres y mujeres de todos los tiempos que hicieron del viaje su razón de vida. Y nada más abrirlo, mi primer impacto positivo: el Antiprólogo y es que estoy totalmente de acuerdo con él: " Los prólogos apenas sirven para algo más que para amansar innecesariamente, el ímpetu que se tiene cuando se comienza a leer un nuevo libro. El impulso se modera, los preámbulos achican el entusiasmo...". Leo algunos de sus relatos y lo cierto es que me gustan: sintéticos pero completos, didácticos y especialmente muy bien escritos. Un estupendo regalo para cualquier amante de la Literatura de Viajes.
Pero aun me sorprendo más con el siguiente que cae en mis manos: "Viaje a las fuentes del Sol". Sí, ese mismo en el que habla del Taj Majal como un gran pastel de Nata. ! Y aunque no estoy de acuerdo con esa valoración, lo cierto es que atrapa de nuevo mi atención. Comienzo a leerlo y no puedo creer las descripciones tan completas que realiza de cada instante, de cada momento que ha vivido. Es tan denso en experiencias, en detalles que a veces me abruma: casi se puede crear una imagen cinematográfica de cada una de sus frases, de cada una de sus aventuras. Casi puedo vivir esas mismas experiencias con él y me pregunto, ¿Esto lo escribió mientras ocurría, o tiene una memoria portentosa o es una recreación de su imaginación? Sin duda es una mezcla de todo, pero sea como sea lo cierto es que es abrumador y extraordinario.
Así que tras ojear por un buen rato solo dos de sus libros, pienso "Joder que bueno es, ¿Por qué nunca he oído hablar de él.?". Y puede que yo misma tengo la respuesta: Quizás su fuerte no sea venderse, y casi apostaría a que genera tantas filias como fobias, pero no deja a nadie indiferente. De todas formas qué mas da, yo ya lo he descubierto y además se ha despertado de nuevo mi pasión por los viajes y la aventura. Y eso sin duda es uno de los puntos fundamentales para empezar a escribir un buen libro de Literatura de Viajes.