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En la Primera parte de este Post escribí sobre esa especie de manía de esconder el cuerpo de la mujer cuando amamanta.
Capas, delantales y demás inventos para tapar lo más natural del mundo. Salas de lactancia que parecen bunkers, aisladas y selladas herméticamente como si nuestra leche fuera radioactiva, o peor aún, como si la lactancia fuera contagiosa.Aunque en realidad esa quizás sea la punta del iceberg. Realmente parece que se quiere esconder todo lo relacionado con nuestra sexualidad ( y me refiero a sexualidad excluyendo expresamente la actividad sexual en pareja).
Si creéis que exagero probad a mencionar la palabra “menstruación” cuando estéis en algún lugar con bastante gente… bueno, si sois tímidas mejor no…que seguro os mirarán más de la cuenta. Si ni siquiera la publicidad de compresas y tampones usa esa palabra…
Yo aún lucho con mi propia herencia de tabúes familiares para no decir “caí mala”, expresión que, creo, es como un mensaje subliminal que sin querer podemos perpetuar en nuestras hijas: ”la menstruación es una enfermedad”,menstruar es estar enferma o peor aún, como sugieren descaradamente los publicistas, estar sucia u oler mal.
No es algo extraño que aún hoy muchas mujeres se refieran a esa fase de nuestro ciclo con paráfrasis o eufemismos como “estoy en esos días”, ” me visita la de rojo” y otras igualmente desafortunadas… Como mencionaba antes, ya desde pequeñas nos enseñan a “esconder” lo intrínsecamente femenino de nuestro cuerpo, a no nombrarlo y a asociarlo a algo malo, sucio o hediondo.
Lo paradójico es que mientras estas cosas se intentan tapar, por otro lado estamos rodeados de un uso y abuso constante de la imagen de la mujer totalmente sexual para vender cualquier cosa
¿Recuerdas el “Busco a Jaqs”?
Y el “frescor salvaje del Caribe”?
Y así bombardeados con cuerpos femeninos al servicio de la líbido del consumidor, ( o más bien siendo usadas de reclamo o cebo para atraer la atención del consumidor hacia lo que sea… como si es una hipoteca), luego nos encontramos casi cada semana, con noticias del cierre de algún perfil o página en Facebook por tener imágenes de madres amamantando o de partos. Vídeos censurados en youtube por lo mismo, mientras que videoclips donde se ve mucha más “carne” llegan a los millones de visitas.
Sí que deben tenernos miedo a las mujeres y al poder que llevamos dentro.
¿Recordáis a Janet Jackson y Justin Timberlake durante la Super Bowl?
Un trozo de nuestro cuerpo de 1cm cuadrado levantó a todo un país. Quizás por eso se empeñan en taparnos. Si 1cm cuadrado consiguió que el evento más retransmitido de los EEUU no lo hiciera totalmente en directo, imaginad qué podría pasar si mañana nos da a todas las mujeres del mundo por enseñar nuestras tetas… ¡Oh no, el fin del mundo!
O peor aún si nos da por darnos cuenta de que nuestros cuerpos son nuestros y no mercancía que se exhibe y se esconde al ritmo del sistema comercial patriarcal.
O si tomamos conciencia de que la sexualidad femenina va más allá del coito y de la influencia que ejercemos en las pulsiones de los hombres, y que la publicidad sabe explotar tan bien.
Sí, tenemos poder en nuestros cuerpos. Mucho poder. Tanto que por eso nos crían tapándolo, ignorándolo, desconociéndolo y odiándolo. Aspirando a cánones de belleza imposibles…porque si nos hubieran criado de otro modo: conociéndolo, amándolo, aceptándolo, usándolo para nuestro propio placer primero, antes que para el placer de los demás, igual dejaríamos de ser sumisas y obedientes. Igual haríamos tambalear toda una industria creada para justo lo contrario: para querer cambiarnos, para querer moldearnos en formas imposibles y absurdas.
“Soy feliz si parezco irreal. Eso significa que estoy haciendo un buen trabajo” Valeria Lukyanova
Veo esto y pienso: si yo que crecí cuando las niñas de los dibujos eran normales tirando a bajitas y regordetas ( Heidi) y las muñecas tenían proporciones de mujeres normales (Nancy) y aun así estuve llena de complejos mucho tiempo ( sobre todo fruto de los mensajes oídos en mi familia sobre el cuerpo femenino)… ¿Qué va a ser de mi hija que crecerá en un mundo con muñecas de proporciones totalmente irreales y absurdas? Donde las modelos estéticas cada vez son menos mujeres ( y no es una exageración)?.
¿Dónde han quedado las imágenes de cuerpos normales de mujer? Bellos con sus imperfecciones, con sus redondeces, con sus estrías y cicatrices que no son más que prueba de la vida que ha pasado por ellas?
Rubens “Las 3 Gracias”
No nos damos cuenta pero todos ( sobre todo “todAs”) contribuímos a establecer estos cánones absurdos cuando alabamos la delgadez en vez de la salud, lo bello artificialmente por encima de lo natural bellamente adornado.
Tod@s queremos tener una buena imagen, no hablo de eso. De hecho, yo misma, organizo talleres en los que hablo de la importancia de ser y sentirse atractiva ( que es mucho más que ser o estar guapa,y de serlo o estarlo “para los demás”). Pero el primer paso para gustarnos y gustar es no escondernos. Que además “esconderse” suele tener una connotación negativa. Se esconde aquéllo que nos avergüenza y esconder nuestro cuerpo, nuestra feminidad, nuestras facetas como mujeres, en el fondo es perpetuar esa idea de sentir vergüenza por lo que somos.
Vivamos nuestra vida, nuestra maternidad hacia fuera… Por nosotras y por nuestras hijas. Y por nuestros hijos que aprenderán a respetarnos de verdad cuando vean que empezamos por respetarnos nosotras mismas.
En un sentido somos diosas… no como las barbies irreales, sino como estas:
Diosas que engendraban vida y que amamantabas a bebés y a niños. En público. Con orgullo. Con normalidad. Con naturalidad. Con respeto por sí mismas y por sus cuerpos en todas sus facetas.
Como diría Jesusa:
Diosas por “parir mundos”
Así que por mí, por mi hija, por mi hijo…
YO NO ME ESCONDO PARA AMAMANTAR
Imagen del Fin de las I Jornadas de Crianza, Familia y Educación ( 10, 11 nov LPGC) donde participé como ponente mientras amamantaba a mi hija (Foto de Davinia Cruz)
Y declaro que:
“El Mundo es mi Sala de Lactancia”
Bolsas de www.nanufacture.com
Imágenes de lactancia en el antiguo Egipto tomadas de: The Images and Power of Motherhood