Traducción: Wenceslao-Carlos LozanoAño: 2009ISBN: 978-84-672-4056-6Nº de páginas: 357
No tenía demasiadas referencias de Lo que el día debe a la noche pero puesto que descansaba en mi estantería desde hacía algo más de un año, y el nombre de su autor, Yasmina Khadra, me servía para el reto 12 meses 12 libros en el que estoy anotada este año, hace unos días me decidí a darle una oportunidad.
Lo que el día debe a la noche comienza situándonos en los años treinta para conocer la historia del pequeño Younes, un muchachito enclenque y solitario de diez años que vive junto a su familia en Jenane Jato, dedicados a labrar sus tierras en una época marcada por la miseria y las epidemias. Sin embargo, su vida se trastocará cuando su padre, arruinado tras haber perdido la cosecha en la que ha invertido todos sus bienes, tome la decisión de dejarle a cargo de su tío, un farmacéutico integrado en la comunidad occidental de Orán. A partir de entonces Younes, convertido en Jonas, disfrutará de una nueva vida carente de obstáculos junto a sus tíos, trasladándose al pueblo de Río Salado en el que entablará amistad con Jean-Christophe Lamy, Fabrice Scamaroni y Simon Benyamin, formando un grupo de amigos inseparables hasta que la joven Émilie haga aflorar en ellos sentimientos desconocidos y que marcarán el curso de sus vidas.
Yasmina Khadra (Fuente)
Si bien no recordaba haber leído opiniones sobre Lo que el día debe a la noche, sí que conocía al argelino Yasmina Khadra, un autor del que tenía alguna obra anotada como posible lectura, entre ellas Las golondrinas de Kabul o Los ángeles mueren por nuestras heridas. No puedo decir que esta lectura me haya entusiasmado pero aún así, sí que me ha gustado lo suficiente su forma de escribir como para repetir más adelante con otro u otros de sus títulos.El libro se presenta estructurado en cuatro partes principales, cada una centrada en un periodo diferenciado en la vida de Younes, y a su vez estas vienen subdivididas en diversos capítulos. En todos ellos nos encontramos con una narración en primera persona que corre a cargo del propio Younes, quien hará un recorrido lineal por lo que ha sido su vida desde la infancia hasta la época actual. Como os decía, me ha gustado como escribe Yasmina Khadra pues su estilo se caracteriza por el uso de una prosa que sin perder su sencillez se muestra cuidada y elegante, destacando el uso de la metáfora además de mostrar un marcado carácter intimista en algunas partes derivado de la narración en primera persona. Esto último lleva asociado un predominio de la narración sobre los diálogos, siendo en consonancia el ritmo que sigue constante y pausado, lo que ocasiona que la lectura en algunas partes, al menos a mí, se me haya hecho un tanto monótona.
Lo que el día debe a la noche no es un libro que recoja grandes acontecimientos o esconda sorpresas en su interior, sino que se centra en mostrarnos las relaciones y vínculos creados entre una serie de personajes, colocando a Younes como pieza central de la historia. La narración en primera persona facilita que lleguemos a conocerle en profundidad, asistiendo a la evolución y cambios que se van produciendo en su personalidad desde los primeros años de su infancia. El mayor cambio que experimentará Younes será cuando sea entregado a sus tíos, convirtiéndose en Jonas, y pasando a disfrutar de un modo de vida completamente diferente. Seremos testigos de todo este proceso y de cómo va amoldándose a su nueva vida, superando las dificultades iniciales con las que es recibido en la colonia occidental de Orán, y entablando amistad con tres jóvenes franceses pertenecientes a familias acomodadas. La transformación social de Younes llevará aparejados algunas modificaciones a nivel psicológico, manteniéndose no obstante los rasgos más marcados de su carácter como su bondad, lealtad, conformidad o responsabilidad. No es Younes un personaje que resulte sobresaliente sino que a pesar de estar bien construido y matizado, responde a una personalidad un tanto usual, reservado, distante y discreto, y al menos en mi caso, no es un personaje que me haya llegado demasiado pues no he conseguido conectar con él ni implicarme en su historia.
Jean-Christophe Lamy, Fabrice Scamaroni y Simon Benyamin son los tres jóvenes con los que Younes entablará amistad y desempeñarán un importante papel en el desarrollo de la trama, respondiendo a diferentes formas de ser marcadas por rasgos concretos que los individualizarán y caracterizarán. Jean-Christophe, el mayor de los cuatro y jefe del grupo gracias a su talante dominante, es un joven que destaca por este rasgo y por su atractiva apariencia, la cual le convierte en un ligón empedernido. Fabrice es el contrapunto, un chico excepcional que destaca por su gran corazón y por su carácter soñador, ambicionando convertirse en novelista. Finalmente está Simon, desengañado tras sus fracasos amorosos, y en general malvado, aunque a veces se digne a mostrarse afectuoso y que es el típico gracioso del grupo. Son cuatro jóvenes bastante dispares entre sí pero que se complementan, lo que les convertirá en inseparables en sus años de juventud.
Finalmente, como figura femenina destacada tenemos a Émilie, quien desde mi punto de vista queda un tanto desdibujada al ser Younes el narrador, ya que únicamente tenemos acceso a los datos que él nos facilita sobre ella y esto la acaba perjudicando. Conocemos algunos rasgos de sus personalidad pero no podemos saber cuáles son sus verdaderos sentimientos ni qué motivaciones hay detrás de las decisiones que toma, por lo que se queda en un personaje que el lector percibe lejano y en mi caso me ha faltado información para llegar comprender el porqué de algunas de sus acciones.
Como telón de fondo en la novela nos encontramos con los hechos históricos que han marcado el periodo comprendido desde los años treinta hasta la actualidad en Argelia. No recuerdo haber leído anteriormente ninguna novela que transcurriese en este país y es por eso que todos estos datos me han resultado interesantes y me han servido para adquirir unas nociones generales. Si bien no se profundiza demasiado en ellos, Lo que el día debe a la noche recoge en un primer momento la etapa en la que Argelia es una colonia francesa y posteriormente asistiremos a la revolución independentista y al nacimiento de Argelia como país. Acontecimientos como la operación Catapult, el desembarco en las costas oranesas de los norteamericanos durante la II Guerra Mundial, el final de esta guerra en 1945, el estallido de la guerra civil que enfrentaría a la Argelia argelina contra la Argelina francesa o la obtención de la independencia el 5 de julio de 1962 son algunos de los que quedan reflejados a lo largo de las páginas.
Este marco histórico queda complementado con una magnífica ambientación en la que Yasmina Khadra, a través de cuidadosas descripciones, nos muestra el aspecto de las principales ubicaciones en las que tiene lugar su obra, destacando entre ellas Río Salado, hoy El-Maleh. No se limita a retratar la apariencia de sus paisajes sino que a través de las vivencias de los personajes quedan plasmados las costumbres, los valores, su forma de vida, la convivencia de dos civilizaciones en un primer momento y posteriormente sus conflictos, además de destacar el contraste entre la pobreza y la riqueza que constituyen las dos caras de Orán.
Como ya señalaba, Lo que el día debe a la noche es una obra que se centra en los personajes y esto da lugar a que su desarrollo gire en torno a una serie de temas bastante llamativos. En primer lugar es un canto a la amistad pues expone y analiza la relación que une a los cuatro jóvenes, mostrando la integración entre culturas, la importancia de este valor y el apoyo que supone a la hora de afrontar las dificultades, aunque también atraviese momentos críticos. También el amor tiene mucha importancia en este libro, no solo a nivel de romance sino en otras facetas como el amor que une a la familia o a los amigos y finalmente el relato de Younes permite al autor abordar la búsqueda de la propia identidad o la lucha interior que mantiene entre la fidelidad a los valores y tradiciones de una cultura o el apoyo a sus amigos.
En definitiva, Lo que el día debe a la noche es una novela bien escrita y agradable de leer, que gira en torno al amor y la amistad y que cuenta con un interesante telón de fondo que nos permite acercarnos a la historia de Argelia desde la época colonial hasta la actualidad.
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