Son ampliamente conocidos los beneficios del movimiento feminista. En primer lugar, plantea derrocar al machismo, su oponente por siglos. Sin embargo, este modelo de actuación y protagonismo social de la mujer se ha, literalmente, “llevado puestos” a ciertos valores y beneficios que no todas las mujeres querían perder. En el afán de una considerable cantidad de mujeres que, en su justo derecho, se movilizaron para hacerse de aquellos derechos guardados solo para el sexo masculino, ciertos beneficios y privilegios del sector femenino de la sociedad quedaron tan pisoteados que las mujeres que hoy deseen recuperarlos tendrán un largo y escarpado camino por recorrer.
Descubre por qué el feminismo no es del todo positivo
Ningún cambio de paradigmas sociales, tal como es el feminismo, es cien por ciento positivo. Si bien surge para desterrar un modelo de injusticia, presenta ciertas fallas que no están contempladas en su propuesta. Estas son las razones por las que el feminismo debería ser revisto:
- Mujeres más exigidas: según el modelo feminista, las mujeres se ven más exigidas que antes. Ahora son empresarias, profesionales, madres y esposas, mientras que antes solo debían ocuparse de los dos últimos roles.
- Falta de libertad: tener libertad en teoría no significa tenerlas en la práctica. Es cierto que la mujer tiene derecho de decidir tener varios roles en su vida y esto le da la tan merecida independencia económica que desea. No obstante, ocuparse de más asuntos hace que el tiempo libre y la libertad de disfrutarlo se desvanezcan como un sueño que cada vez se hace más lejano.
- Desprestigio del oficio de ama de casa:el feminismo mira por encima del hombro a la ocupación de ama de casa. Esto se explica en el hecho de que asume que este oficio denigra a la mujer. La gran falla de esta inferencia es que pasa por alto que muchas mujeres sienten que pertenecen a su casa y su ambición no es otra que la de criar a sus hijos, cocinar comida casera y mantener un hogar limpio y reluciente.
- Odio masculino: hay que admitirlo, los hombres odian al feminismo y, por ende, a las feministas. Es verdad que las razones por las que lo hacen no son precisamente altruistas, ya que tal odio nace del miedo a lo desconocido y del temor de perder su poder sobre las mujeres, pero lo cierto es que no es estratégico plantear un movimiento que nos enemiste con quieres deberían ser nuestros principales aliados.
- Disminución del poder de elección femenino:¿cuántas mujeres en la actualidad tienen el pleno derecho de decidir que quieren ser amas de casa? Después de pasar por el filtro familiar, en el cual términos tales como “mantenida”, “mediocre” y “vaga” dominen la conversación, tendrá que tener la suerte suficiente de encontrar a un hombre que esté dispuesto a casarse con una mujer que no genere ingresos. Recordemos que el trabajo de ama de casa no es visto como tal por el Estado, por lo que no es remunerado. Uno de los factores más tristes del feminismo es que parece apuntar a que dicho trabajo sea cada vez peor visto y se acerque al hecho de jamás ser pago.
- Hijos sin madres: no querer admitirlo y entrar en una ciega negación no evita que suceda: los hijos del feminismo rara vez ven a sus madres ni comparten con ellas tiempo de calidad. Atrás quedaron los días en que las madres despertaban a sus niños, les preparaban el desayuno, los llevaban a la escuela y los iban a buscar para compartir con ellos la merienda. No podemos negar que esto ocurre por una buena causa y que también los niños se vuelven más independientes, pero la carencia de sus madres se hace sentir y genera serios problemas de autoestima y personalidad en el futuro.
- Una sociedad más agresiva: no hay que tener un ojo muy clínico para darse cuenta de que la sociedad está cada vez más agresiva. Los insultos en el tránsito, la irrespetuosidad de los niños hacia la autoridad a nivel escolar, la falta de empatía generalizada que se ha transformado en epidemia y la delincuencia cada vez más violenta nos lleva a preguntarnos el origen de todo esto. Es verdad que no hay una única respuesta, ni mucho menos una sola visión, pero cuando nos preguntamos de quién son hijos estos niños y jóvenes, no podemos dejar de admitir que son hijos del feminismo.