Hoy hace siete años que empecé con este blog. Esta entrada –la número 2961—, va a tratar del discurso del Jefe del Estado, el mismo tema que traté el 25 de diciembre de 2006.
No es que haya habido muchos cambios con respecto a años anteriores. Ha vuelto a soltar frases ‘bonitas’ pero vacías, y sigue sin comprometerse con lo que dice, pues habla, por ejemplo, de cumplir la Constitución y de dialogar para llegar a acuerdos –refiriéndose al conflicto catalán—, o sea vuelve a nadar y a guardar la ropa.
La solemnidad y la contundencia de su exposición ha vuelto a contrastar con la falta de matización y sobre todo con el olvido de asuntos importantes.
Ha hablado sobre la situación difícil por la que atraviesan las víctimas del terrorismo, sin embargo, como buen heredero del caudillo, no dijo ni pío de las víctimas del franquismo que hoy empiezan a encontrar amparo lejos de este país.
Ni pío ha dicho de su hijo, a quien debería estar agradecido por haberle sustituido tanto durante este año, y haberle ensalzado como heredero previsto. Parece como si la monarquía acabará cuando acabe él. ¡Ojalá, se cumpla!
De su salud tampoco ha hablado, como si fuera un chaval que no ha tenido ni tiene problemas. Otro ejemplo claro de que pretende vivir eternamente. Y qué decir de la justicia, a la que ya no se ha atrevido a nombrar con aquella frase tan lapidaria como falsa: La justicia es igual para todos; no vaya a ser que su hija encuentre lugar en la larga listas de imputados de este país. Sin embargo ha hablado de ejemplaridad, empezando por él mismo. ¡Hay que tener narices!
Del paro ha hablado, pero una frase y enseguida se lo ha quitado de encima. Y naturalmente, como cabría pensar de un discurso pactado con el gobierno pepero, no ha mencionado nada de los recortes en Educación y Sanidad pública o en Dependencia y en Investigación. Sobre la investigación sí que ha dicho que los emprendedores deben apoyarse en ella. Del apoyo del gobierno a la investigación nada de nada, se ve que no lo cree necesario.
No es nada extraño que no hable de recortes en la Sanidad Pública, cuando él mismo ha sido operado tres veces este año por los mejores especialistas y utilizando lo mejor de la Sanidad, sin someterse a listas de espera y todo a cargo de los contribuyentes, que el pobre no tiene suficiente con su presupuesto real de casi ocho millones de euros.
Y lo mismo ocurre con la Educación Pública. Todos los suyos, ahora los nietos, tiene a su disposición los mejores profesores para prepararles y todo sin poner un euro de su bolsillo.
De la corrupción ha hablado pero sin nombrar ningún caso, no vaya a ser que le reprochen que el tiene uno en casa. Frases pomposas y deseos formales que nada ni a nadie implican. Por cierto podía haber aprovechado para pedir perdón por gastar 3,4 millones en un pabellón de caza para guardar sus maravillosas presas disecadas de caza mayor.
Y es que es fácil leer lo que otros escriben. Sobre todo cuando se dicen palabras huecas, tan sonantes como vacías y se omiten muchos de los problemas que atañen a los ciudadanos. Una intervención para los suyos, desde el gobierno y para el gobierno. Después de oírle, está claro que el futuro no pasa por un rey y que debemos luchar por conseguir la deseada III República.
Salud y República