Revista Coaching

Lo que el showrooming se llevó y lo que Clark Gable no pudo arreglar

Por Neost
Si tienes una tienda física, debes poner a raya el showrooming que tanto benefician a las tiendas de internet alicante ecommerce electrónico

Si tienes una tienda física, debes poner a raya el showrooming que tanto beneficia a las tiendas de internet

-¿Desea algo? -pregunta la dueña de la tienda. Por su rostro asoma la sonrisa de la emprendedora feliz porque una cliente ha franqueado el umbral de su comercio y parece muy interesada en sus productos.

-Oh, sí, gracias. Este vestido, ¿lo tiene en mi talla?

Y allá que va la dueña de la tienda a entendérselas con las cajas de su almacén y a sacarle la prenda requerida a esa cliente.

Así que se prueba ese vestido y unos veinte más de la misma marca, monta el lío, el guirigay de perchas y prendas amontonadas y luego consulta no se sabe qué en su móvil, sonríe, se despide pretextando que no acaba de vérselo y se pira taconeando por la acera y tecleando en su teléfono móvil (un smartphone, por supuesto. Los tontos no sirven para estos menesteres).

“¿Qué ha pasado?”, se interroga la dueña de la tienda con cara de bobalicona offline. “Si le encantaban y, además, no le quedaban nada mal. ¿He cometido alguna incorrección? No he dicho ni palabra de política y he sido simpática. Si parecía que quería casarme con ella de tan agradable y atenta que he sido… Quizás haya sido eso; un exceso de celo”.

La comerciante acaba de ser pasto de un showrooming en toda regla. No se ha percatado de que el teléfono conspiraba en su contra al chivarle a su usuaria unos precios más módicos en diferentes comercios online.

Sí, la cliente ha tocado, olfateado y encajado su cuerpo en la prenda en cuestión y, tras una breve consulta, lo ha rastreado algo más barato en un ecommerce. Misión cumplida: ya sabe la talla y el color que le vienen de perlas, así que ya lo ha pedido en Amazon, El armario de la Tele, Zalando o el que se tercie.

De hecho, el showrooming comienza a extenderse como una “Nada” de La historia interminable con ganas de zamparse a las tiendas físicas. Por lo tanto, muchas de ellas empiezan a espabilar y a aplicar sus propias medidas para combatirla. Si el sheriff de la ciudad no actúa para protegerlas, ellas crean su propia ley. De este modo, en Estados Unidos, (donde nos aventajan en esto del showrooming) ya se dan casos de tiendas que contraatacan y cobran, por ejemplo, por probarse el calzado.

Así que algunas se han decantado por esta suerte de impuesto, ya que veían atónitos cómo los clientes iban directos a probarse un determinado zapato que finalmente compraban en uno de los ecommerce con más tirón del momento.

No en vano, uno de cada cinco consumidores escoge productos en tiendas físicas para después adquirirlos en una tienda en internet a mejor precio. Por lo tanto, urge armarse hasta los dientes con técnicas de marketing eficientes para mantener el showrooming a raya: descuentos, promociones, ofertas especiales, crear un club con ventajas y privilegios…

En definitiva, tenderos del mundo, empezad a sacar jugo al marketing o el showrooming se os llevará por delante y no habrá Clark Gable que os rescate.

Y ya sabes, si el enemigo es más fuerte que tú, únete a él y empieza a vender en internet.


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