Escribe el Sr. Vallespín unas ideas sobre la encuesta del CIS y a consecuencia del debate pasado, que a mi me parece puede hacerse extensivo a una situación mas amplia. Los ciudadanos están empezando a pasar profundamente de la política, en uno de los peores momentos de nuestra vida, justo cuando ven que debería ser mas necesaria, pero cuando menos resultados positivos está aportando. Si además no se fomenta la participación y su influencia en los parlamentarios y en los partidos y en todo caso hasta se los aparta a empujones de la vida partidaria, mal pintan las cosas para el otoño e invierno. En la noche de los resultados electorales municipales tendremos que recordar estas historias.
Lo que esconde el ruido. FERNANDO VALLESPÍN EL PAÍS 23-07-2010
… /… Según la que hizo pública el CIS, la mitad de la población no siguió el debate. De los que sí lo hicieron, solo el 57,4% dicen haberlo seguido con interés. Y, lo que es más grave, el 67% afirma que aquello que fue objeto de la discusión no tiene que ver con lo que realmente interesa a la gente.
Estos datos quizá no tendrían importancia en circunstancias normales. En medio de una de las peores crisis económicas de nuestra historia son estremecedores. Muestran, una vez más, la inmensa sima que separa a los ciudadanos de la clase política.
Visto más de cerca, lo que llama la atención de la referida encuesta es la conexión que establecen los ciudadanos entre política y confrontación. Nada menos que un 91,5% de los encuestados sostienen que en el debate han predominado las críticas, reproches y acusaciones entre unos y otros. O, lo que es lo mismo, los ciudadanos se han quedado más con el ruido del enfrentamiento interpartidista que con las diferentes propuestas.
…/… la manera en la que se informa de la política. Siempre parece vender más la confrontación y la demonización del contrario que la narración del trabajo bien hecho.
…/…
De cara a la reanudación del curso político, el examen que habrán de pasar consiste en la gestación de consensos amplios… No solo habrá que forjarlos. A la vista del divorcio producido entre el público y la política, habrá que saber explicarlos también.
Porque hacer política no solo consiste en decidir o en pergeñar pactos. La clave hoy consiste en comunicar. Un político que no lo consigue no es porque tenga un mal gabinete de comunicación, es porque es un mal político.