Escribir un texto en Año Nuevo suele dirigirnos a reflexionar sobre las expectativas. Las que tuvimos el año que se fue y las que ya hemos diseñado para este año. La mayoría de nosotros queremos hacer más deporte, ahorrar y adelgazar. Por eso terminamos 2015 comiendo hasta que la barriga necesita una vía de escape, bebiendo como si el alcohol fuera agua en un desierto y alargando la noche como si no hubiera un mañana. El mejor propósito es el del humorista Miki Nadal, que desveló en el especial de Nochebuena del Club de la Comedia (por cierto, un programa solidario a favor de Acción contra el Hambre): engordar. Como Nadal dijo, “muy mal no me puede ir”.
Yo siempre he pensado que las expectativas son el secreto de la infelicidad y por eso me llaman pesimista. No es que no quiera soñar, lo hago todos los días, pero sin esperar que se cumpla. Yo prefiero la curiosidad, esa que te hace levantarte cada día para preguntarte qué pasará hoy. Quizás sea una conformista pero yo al 2016 le pido seguir teniendo ganas de saber lo que esconde esa otra esquina en mi camino. Seguir mirando el horizonte con calma y ganas, gorda, delgada, rica o pobre. Sin más.
Truman, en plena reflexión sobre el siguiente juego que va a proponer. ©Perenquen23.