Increíble el derroche de imaginación que ha tenido Mag con el reto de esta semana. Nos ha propuesto género epistolar, escrito desde un faro, y donde se ahonde en las emociones de quien escribe.Además, nos propone incluir un párrafo (en mi caso es el tercero de la carta, si contamos el encabezamiento). A ver qué te parece la historia que me he montado ;)
Querida Marga:
Mientras te escribo desde aquí arriba, observo el cielo plomizo que anuncia tormenta: el tiempo está hoy como mi propia alma, inquieta, sin descanso hasta que confiese lo que llevo queriendo decirte hace tanto tiempo.
No sé por qué te escribo, tal vez porque no puedo llevarme conmigo tanto peso en la mochila, pero tampoco deseo que te hagas responsable de unos actos que no te competen. Casi seguro que añadiré un peso sobre tu conciencia, pero también sé que sabrás qué hacer.
Sé que Luis te dijo que lo vuestro era imposible porque tenía familia allende los mares, pero te mintió. Luis nunca ha estado casado, y tampoco ha sido padre. Lo vuestro era imposible porque se enamoró de mí. Curiosamente, ¿sabes qué? A mí me dijo las mismas palabras, y aún recuerdo al oírlas, sentir como si un puñal de hielo me rasgara en mitad del pecho.
“Lo nuestro es imposible”, resuena en mi cabeza y aún me parece sentir su aliento cálido, el roce de su barba tras días en alta mar, la caricia en una de esas miradas de ojos verdes, la pasión en la piel morena y curtida de sol y sal.
Mi único consuelo es saber que me amó, pese a todo. Eso, y mirar desde este faro, donde me recluí tras su abandono, la lontananza, pensando que quizá cualquier atardecer veré su barca acercarse desde el horizonte.
¿Lo has perdonado ya, Marga? Mi corazón, hace tiempo.
Javier.