La amigdalectomía incrementa el riesgo de infarto de miocardio en un 44 por ciento y la apendicectomía en 33 por ciento. Así de contundente sale la noticia en muchos medios de comunicación y, claro, después de leerla, los padres quedan impresionados y más asustados frente a una posible o necesaria extirpación de amígdalas a sus hijos.
El estudio, publicado en el European Heart Journal, está realizado por investigadores del Departamento de Salud Pública del prestigioso Instituto Karolinska en Estocolmo (Suecia), y eso puede dar más fuerza a la noticia ya que aseguran que quienes se someten a una operación quirúrgica antes de los 20 años para extirparles las amígdalas o el apéndice tienen más riesgo de sufrir un infarto en el futuro.
Actualmente se estima que entre el 10 y 20 por ciento de los jóvenes se someten a una intervención para extirpar uno de estos dos órganos linfoides aunque en las últimas décadas se recomienda no hacerlo a menos que estén causando problemas persistentes o graves (apendicitis). Es decir, que hoy en día, los pediatras tenemos las indicaciones muy claras de cundo se debe operar o no de amígdalas (no tanto en la extirpación de adenoides y/o colocar drenajes en los oídos).
Sin embargo, al final del articulo y de su resumen los autores ponen el famoso estribillo para que pueda colar como una novedad "but further studies are needed to confirm these findings and to explore possible mechanisms". En pocas palabras, que hace falta comprobar si es verdad y, en caso afirmativo, averiguar qué mecanismos inflamatorios influyen en esa asociación.
Si han de operar a su hijo no tengan en cuenta esta información. Todavía no se ha demostrado nada. ¡Ah! Si quieren ver cómo se realizan estas intervenciones vean este vídeo; es muy ilustrativo.