- José Ángel Barrueco- David González- Luisa Fernández- Antonio Huerta- Eva Cabo- Gsús Bonilla- Andrés Ramón Pérez Blanco (Kebran)- Ana Pérez Cañamares- Ana Patricia Moya Rodríguez
y que lo puedes leer aquí:
http://www.scribd.com/doc/38603267/lo-que-habita-en-el-cristal-antologia-espana-chile-ediciones-cinosargo-groenlandia
¿a qué esperas?
(Hallado en el blog de David Gónzález, por cierto).
SONRISA DE AMÈLIE
Ayer te vi en Le Moulin tras la barra,
con esas gafas moradas que tanto megustan,con tu cara de no haber roto un platosalvando dificultades entredescafeinados y cañas.Estabas preciosa con aquella faldanaranjay con el pelo corto despeinado,no lo sabías pero en aquel momentosupe que eras tú:quien miraba absorta a la ciudad através de su ventana,y sonreía al imaginar a sus vecinosechando un polvo después de comer,eras la que velaba por la integridadde sus amigos,la que insultaba en público a superra lolay después a escondidas se la comía abesos,eras la que se quedaba dormidaescuchando su día libre de quiquegonzález.Imprescindible en mi vida de poeta,incalculable tesoro que amo todas lasnoches encada unode mis sueños.
Lástima que nunca llegaré a ser Nino,nunca sabré el sabor de tus besos enla comisura de mis labios,en mi cuello o en los párpados de misojos,jamás te llevaré al trabajo en mimotocicletani te susurraré te quiero al llegar acasa.
Aún así me conformo.
Me conformo con saber que andasdibujando mis versosen cada una de las paredes de estepeculiar mundo.Antonio Huerta.
EL CRIMEN DE AMELIÉSentimientos encontrados al percibirla imagen de la heroína edulcoradalanzando piedras en el puente del parque,al ritmo de un acordeón nostálgico:no se pueden arrojar al fondo las heridasque no cicatrizan, la felicidad resbalaentre las manos, como el pez rojoabandonado,demasiadas utopías altruistas deambulandoen terrenosexclusivos de la imaginación desbordada.De qué sirve tener alma infantil, pura ysoñadora,para qué dedicarse a limpiar con bellezala tristeza de los demás con gestosdesinteresadosen un mundo donde los sentimientos se hallanen calentar camas ajenas, para acortar lasoledad,el convertir en deporte el jugar con lossentimientosde lo que ahora son las personas, trozoshuecos de carnecon genitales bajo el esternónen simular que somos clones de un PeterPan con barba,barrigón y calvo obsesionado con latelevisión, cajade reflejos trastornados y que regala unarealidad tan sumamente gris...Todo esto le confesé al oído a la chicade porcelanamientras confirmaba, entre lágrimasácidas,que había asesinado mi inocencia apedradas.Porque yo era como ella...y ahora, vivo en la basura, entre tristescorazones infectados de falsedady sonrisas desconcertantes.(Yo soy lo que dicen mis manos).Ana Patricia Moya.
Antonio Huerta y Ana Patricia Moya, ¿...se habrán puesto de acuerdo? Me pregunto.