Flores secas. El otro día estuvimos recolectando algunas para fotografiarlas en casa y tomé estas fotos recortadas sobre el azul del cielo. No hay nada más aburrido para mí, como fotógrafo, que el cielo azul, pero en fin, es lo que hay estos días. También el cielo blanco es un coñazo. Lo ideal es que se vean algunas nubes, pero uno no siempre tiene a su disposición “lo ideal” ¿no? Si no, que me lo digan a mí que lo único que tengo es “lo que hay”.
Lo ideal, lo perfecto, lo mágico, lo especial… todos esos adjetivos que podemos comenzar con “lo” son grandilocuentes y exagerados, parecen orgullosos de sí mismos y absolutos, porque si algo es “lo misterioso” quiere decir que no existe nada misterioso más allá de eso. Por eso hablar de lo ideal me parece exagerado. Prefiero “lo que hay”.
Ese es uno de los secretos de la felicidad: saber conformarse con lo que hay, aunque, más que saber conformarse, sería mejor decir saber ilusionarse, encontrar ese equilibrio en el que, lo que hay, es más que suficiente para hacernos sentir bien, nos motiva y nos llena de vida, nos da placer y nos satisface plenamente hasta el punto de que no necesitamos nada más porque lo que hay es más que suficiente.
Y no estamos hablando de conformismo. Por supuesto que hay que seguir buscando nuestro ideal, pero solo en la medida en que vamos transitando nuestro camino y podamos mejorar lo que hay con solo alargar la mano, sin desviarnos demasiado, porque si nos desviamos del camino entonces ya perdemos el norte y estamos mal. No debería haber nada que nos haga salir del camino a no ser que sea para volver a entrar de inmediato en él o que hayamos decidido cambiar completamente el rumbo. Si no, es mejor seguir porque es en el camino donde vamos a encontrar equilibrio y paz.
También puede suceder que en mitad del camino te pasa como a mí, te llega un cáncer y te obliga a replantearte todo el asunto desde el principio. Pues nada, tranquilidad y buenos alimentos, seguimos el nuevo camino disfrutando de lo que hay y listo. Porque lo que hay es lo que mejor se va a adaptar a nosotros. Naturalmente nadie puede disfrutar de un cáncer, pero sí de algunas cosas que vienen de la mano con él como no tener que trabajar, tener más tiempo para disfrutar de algunas cosas que te gustan, pasar más horas con tu chica, etc. etc.
Lo que hay es lo que hay y, por tanto, no tenemos que ir a buscarlo a ningún sitio. La comodidad es otra de las claves de la felicidad y siempre debería estar por encima de la estética. Si lo que hay es lo más cómodo porque lo tenemos más cerca, lo más inteligente parece disfrutarlo con ganas antes de salir a buscar algo más bonito pero que está más lejos y nos va a costar tiempo y energía conseguirlo.
Al menos es como yo lo veo, pero, claro, ¿quién soy yo? Ojalá os toméis todos estos consejos con pinzas porque no son más que desvaríos intelectuales de un pobre tipo. Tal vez escribo así para no desesperar del todo ante mi propia enfermedad porque, en realidad, yo sí que no tengo más remedio que vivir con lo que hay, sin salirme del camino. Probablemente vosotros sí podáis hacerlo y también podáis buscar nuevos caminos y explorar todo vuestro alrededor y cambiar de norte y de lo que queráis porque estáis sanos y no pasa nada, así que guardad mis consejos en la nevera y vivid vuestra vida como queráis. Yo la viviré como pueda, que remedio. Cada loco con su tema que yo no tengo ninguna verdad.
Esto es lo que hay.