Revista Empresa

Lo que hay detrás de las estadísticas del desempleo

Publicado el 04 abril 2011 por Empresadehoy

Las estadísticas de desempleo no cuentan toda la dramática historia que hay detrás, aunque  solo con pensar en las cifras, podemos suponerlo. Por ejemplo, miles de niños y adolescentes dependientes de los padres, viven en familias donde el padre, la madre, o los dos, están desempleados.

Para familias con niños, el desempleo no es sólo una preocupación, es una tragedia que acaba minando la salud de los parados y de sus familias.

Además, tampoco en las estadísticas de desempleo se menciona el gran número de trabajadores por cuenta propia cuyos ingresos han sido dramáticamente cortados por la recesión económica, aunque sus empresas sigan funcionando, con un aumento de sus deudas y dejando a la familia en una situación de absoluta inseguridad.

Sin contar tampoco con los jóvenes que finalizan sus estudios, del nivel que sea, o las amas de casa que quisieran volver al trabajo remunerado o los que estaban sin trabajo ya de antes. Tienen, en las actuales circunstancias muy escasas posibilidades.

Por  tanto, el número de familias gravemente afectadas por la recesión es enorme. Historias humanas se encuentran detrás de estos afectados.

Los analistas económicos hablan del desempleo como una estadística económica desfavorable y añaden que durará durante algún tiempo más. El gobierno y la oposición, entretanto, usan de forma distinta esta tragedia y, a modo de balón, se la lanzan de manera permanente de los unos a los otros.

El sufrimiento humano causado por la recesión creemos que ha de ser tratado por el gobierno, la oposición, los empresarios y los sindicatos de una manera inequívoca y todos juntos deben abordar estrategias específicas y formas que acaben con esta situación. El objetivo necesario, a cumplir urgentemente, es forzar acciones imprescindibles.

Vivíamos en un rápido crecimiento, que no era del todo cierto. Demasiada gente trabajando en servicios relacionados con la construcción de viviendas. Los bancos y otras entidades financieras invitaban constantemente a la compra de vivienda. Todo era fácil y rápido. Al cabo de unos años, solo una pequeña parte de la población seguía, por fuerza o por convicción, viviendo de alquiler, parte a la que se sumaban una buena parte de los muchos inmigrantes recientes.

Muchas familias han comprado sus casas en los últimos años. En consecuencia, casi todos deben ahora pagar sus hipotecas. Muy vulnerables al despido y a la escasez de ingresos, habían establecido sus compromisos relacionados con la vivienda sobre la base incluso de dos fuentes de ingresos, los del padre y los de la madre.

Los dos ingresos por tanto eran necesarios. ¿Se imagina como comienza a desmoronarse el presupuesto sólo con que falte uno de estos dos ingresos? ¿Y cuando faltan los dos? Es bastante obvio que la familia es incapaz de cumplir con sus compromisos.

Reciben, los pocos, ayuda económica de otros parientes para pagar el día a día de sus necesidades.  Otros, reciben ayuda material de bienestar social y otras entidades. “Si no fuera por estas ayudas, nuestros hijos no habrían tenido comida”, dicen estos afortunados.

Estos mismos y todos los demás, tienen un retraso en los pagos de electricidad, gas o agua y a muchos les cortaron el teléfono. Tienen un retraso en el pago de la hipoteca o deben el alquiler de sus viviendas. Algunos han tenido que vender su pequeño negocio para pagar las deudas, o cambiado a los niños de la escuela para reducir costes, o empeñado y vendido algún recuerdo o útil de la casa para obtener dinero en efectivo. Todos tienen deudas, con las que no pueden cumplir. Muchas familias sufren situaciones de ansiedad y estrés. Es la tensión, que les causa no poder cumplir con sus deudas.

Muchos desempleados hablan de aburrimiento, desesperanza y la pérdida de su autoestima y la confianza. La incertidumbre hace la vida difícil.

Varias familias hablan también de la reducción de gasto en alimentos, ropa y necesidades básicas.  “Si pagamos la hipoteca, quedamos sin apenas dinero para otras cosas”.

Parece que los bancos podrían decir algo sobre los préstamos para la vivienda en estas circunstancias y es de esperar que este sea el caso.

Y, mientras que los apoyos y servicios públicos son esenciales en el corto plazo, claramente lo que estas personas desean y lo que necesita son puestos de trabajo.

Sin embargo, en el momento que escribimos, la situación continúa tan deteriorada como hemos mencionado.


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