Lo que hay que saber antes de adoptar una mascota
Las mascotas son criaturas inocentes que aportan alegría, compañía, ayuda e incluso terapia para tratar problemas de salud física o emocional. Por tanto, merecen protección, respeto y consideración.
Maltratarlos es un delito, criticarlos una injusticia y menospreciarlos ignorancia. Todo aquello que pueda molestar de ellos en su convivencia con los humanos, no es su culpa, sino de los dueños irresponsables.
Perro, gato, pajarito o pez, por mencionar las más populares, forman parte de las vidas de mucha gente amante de los animales, o que dice serlo, pues hay quienes no les dedican los cuidados necesarios, o bien incurren en errores y prácticas inadecuadas que las afectan a ellas o a otras personas.
Porque no se trata solo de querer tenerlas, ni de un juguete más para los niños. Una mascota es un ser vivo ante el cual tenemos una gran cuota de responsabilidad, pues requiere de cuidados, atención, buenos tratos, cariño y respeto a las características de su especie.
Ante todo, quien tenga una mascota ha de asumir su alimentación adecuada, vacunas, revisión periódica del veterinario, entrenamiento, un sistema idóneo para que realice sus necesidades fisiológicas y la disposición final de estas, limpieza de su área, llámese pecera, jaula o perrera, y método para mantener la que compartirá con los humanos lo más libre de pelos posible, en el caso de los perros y gatos.
Porque no se puede perder de vista que una mascota sin la higiene, la condición de salud o las costumbres requeridas, representa una amenaza para la salud de las personas con quienes convive y hasta de los visitantes.
El buen estado de las mascotas está directamente asociado al de las personas con quienes convive, pues muchas, incluso, las admiten en sus camas, las besan o permiten que las laman, todo lo cual puede constituir una fuente inagotable de bacterias y transmisión del enfermedades.
El dueño de la mascota también habrá de decidir cuál debe ser su relación con los visitantes, si les prohíbe la entrada a los que no les gustan los animales, o si aplica normas rígidas con la mascota para que no se les acerquen ni los molesten.
Luego de considerar todo esto, ¿se mantiene la disposición de adoptar una mascota? Si la respuesta es “quizás”, “lo voy a pensar” o un “sí, pero…”, es mejor descartarlo, y no solo por la mascota, sino por el propio humano, su salud y la de los demás habitantes de la casa.