Lo que he visto esta semana…por César del Campo de Acuña
Dirección: Aharon Keshales y Navot Papushado.
País: Israel
Año: 2013.
Duración: 110 minutos.
Género: Policiaco. Thriller.
Reparto principal: Tzachi Grad, Lior Ashkenazi, Rotem Keinan, Doval’e Glickman, Menashe Noy, Dvir Benedek, Nati Kluger, Kais Nashif, Ami Weinberg, Guy Adler y Arthur Perry.
Guion: Aharon Keshales y Navot Papushado.
Música: Haim Frank Ilfman.
Fotografía: Giora Bejach.
Montaje: Asaf Korman.
Diseño de producción: Arad Sawat.
Vestuario: Michal Dor.
Estreno en Israel: 15 de agosto de 2013.
Estreno en España: 21 de mayo de 2014 de manera limitada.
Lobos feroces
No me preocupa afirmar que no sé nada de cine israelí más allá de algunas películas producidas por Menahem Golan y Yoram Globus antes de dar el salto a Estados Unidos y comprar la Cannon en 1979. Bien, dicho esto, resulta obvio que no sé nada de la trayectoria artístico/profesional de Aharon Keshales y Navot Papushado ni se quiénes son Tzachi Grad, Lior Ashkenazi y Rotem Keinan, los tres protagonistas del film. Pero si se quién es Quentin Tarantino, un director al que admiro a pesar de que la corriente de pensamiento actual es vilipendiar todo lo que ha hizo, hace y hará. ¿Y qué tiene que ver el director de Pulp Fiction en todo esto? Pues que en 2013 se descolgó con unas declaraciones ensalzando a Big Bad Wolves como una de las mejores y más interesantes películas de 2013 y como le suelo hacer bastante caso al Sr. Tarantino, por aquello de que ha visto más films de los que yo veré en mi vida, decidí darle una oportunidad a este thriller policiaco israelí.
La trama, como se han encargado de contar el 100% de las páginas webs dedicadas al séptimo arte, discurre tras una oleada de brutales asesinatos de niñas lo que pone en contacto al padre de la última víctima, un policía con un pie fuera de la ley y el principal sospechoso, un profesor de religión al que una grabación de como recibía una paliza por parte de la policía lo deja en libertad. Entonces empieza un baile entre la justicia y la venganza, ya que la cabeza de la última víctima no ha aparecido y el padre de la misma (Tzachi Grad) no está dispuesto a que los restos de su hija desaparezcan aun teniendo que utilizar un martillo, clavos y unos alicates para arrancar hasta la última gota de verdad que quede en el principal sospechoso. Vamos, que en esencia es una suerte de rape and revenge, mucho más light que los vistos en los años 70, en el que el tono no queda demasiado claro por dos motivos: los alivios cómicos, que no hacen otra cosa que confirmar o ahondar en el cliché (según se mire) de la peculiar relación que mantienen los hebreos con sus madres, y la banda sonora, la cual resta tensión a los momentos álgidos de la cinta.
Dicho esto, hay que reconocer que la película está muy bien filmada y los tres personajes principales son bien construidos por el guion y la narrativa. Personalmente Tzachi Grad me parece imponente por lo bien que representa en su personaje una mareante mezcla de calma, rabia y odio. Como espectador sabes que él es el único capaz de desatar una violenta tormenta real y cuando lo haga lo hará sin despeinarse, hablando de manera calmada y con un semblante carente de emociones. Por otro lado, Rotem Keinan hace una labor estupenda como el sospechoso apocado que mantiene su inocencia hasta el último suspiro. Entre su puesta en escena y como la trama desenvuelve al personaje es fácil hasta sentir lastima por todo lo que le sucede. Quizás el único personaje que no me termina de convencer es el de Lior Ashkenzai al que veo igual de desdibujado que al compañero “graciosillo” de la horrenda Gunblast Vodka. Por otro lado, si tienen interés en ver Big Bad Wolves y son de estómago delicado, no teman, las truculencias aquí suelen ser llevadas a cabo fuera de cámara y no hay muchas escenas de esas que te hagan torcer el gesto o que consigan ponerte los pelos de punta.
Particularmente creo que Tarantino, en esta ocasión, se equivoca al afirmar que Big Bad Wolves es una de las mejores películas de 2013. Evidentemente no he visto todos los films estrenados en el citado año pero desde mi punto de vista creo que la cinta pergeñada por Aharon Keshales y Navot Papushado (guion y dirección) es una nueva aproximación al subgénero rape and revenge sin el rape pero con mucha y descafeinada revenge. Pero no entiendan la palabra “nueva” del anterior renglón como “original” ya que este film no resulta especialmente original en su trama y planteamiento y con esos alivios cómicos sostenidos en clichés (aun siendo una comedia negra) no hacen otra cosa que “asesinar” la tensión por medio de interrupciones que aun conduciendo a algún lado se cargan el tono. Puede que a mí se me escapara algo o que no entendiera el mensaje subyacente (si es que tiene alguno más allá del obvio), pero Big Bad Wolves no me ha parecido mucho más allá de una peliculita a la que hay que reconocerle ciertos méritos pero poco más. Recomendable solo para curiosos, seguidores de Tarantino y aficionados al thriller que le quieran dar una oportunidad.
Que me ha gustado: La puesta en escena de Rotem Keinan y especialmente la de Tzachi Grad. Su ritmo, a pesar de como algunas situaciones matan el tono.
Que no me ha gustado: Los alivios cómicos basados en clichés. Su falta de crudeza. La música. Las excesivas expectativas que levanta un comentario tan halagador por parte de Tarantino.
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