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Lo que la tele se llevó: Frasier

Publicado el 17 octubre 2015 por Albertoiglesiasfraga @revistaroulette

Aunque las Sitcom o comedias de situación han pasado ha mejor vida, en los años ochenta y noventa fueron el pan nuestro de cada día. En ellas encontramos los antecedentes a las series de ficción moderna. Entre la larga lista hoy queremos rescatar la elegante y magnífica Frasier, que duró en pantalla once temporadas entre 1993 y 2004. La serie era un spin off de Cheers, de donde se rescató a su protagonista, y fue creada por David Angell, Peter Casey y David Lee.

Frasier se centra en la vida del doctor Frasier Crane (Kelsey Grammer), que se traslada a Seattle con un nuevo trabajo de psiquiatra radiofónico junto a Roz Doyle (Pei Gilpin) su productora y amiga. Frasier se ve obligado a convivir con su padre Martin Crane (John Mahoney) cuando éste sufre una lesión grave trabajando como policía. Daphne Moon (Jane Leeves) también se traslada con padre e hijo como fisioterapeuta de Martin y ejerciendo diversas labores domésticas. El hermano de Frasier, Niles Crane les visita constantemente. Junto al perro Eddie (Moose y Enzo) completan el cuadro de actores protagonistas.

La serie contó con la suerte de no perder a ninguno de sus personajes durante los once años de andadura. Entre ellos se estableció pronto una buena química que haría las delicias del espectador. Los hermanos Crane fueron concebidos muy parecidos, ambos psiquiatras, snobs, melómanos y pedantes, que luchan a menudo entre sí o unen sus fuerzas para ser aceptados por la élite cultural de la ciudad. Su padre Martin Crane es un hombre mucho más terrenal y sencillo, no comprende a sus hijos ni sus gustos. Junto a él, Roz Doyle y Daphne Moon, contraponen y matizan a Frasier y Niles haciéndolos más humanos y entrañables.

Lo que la tele se llevó: Frasier

Frasier consiguió algo de lo que muy pocas series pueden presumir: mantener un estilo cuidado con un humor fino desde su primer capítulo hasta el último, sin caer en vulgaridades y ofreciendo algo distinto. Hacer reír con dos snobs como protagonistas no es un planteamiento muy común, al contrario, es arriesgado, pero les funcionó muy bien. Antes de Frasier no existía nada parecido ni lo hemos vuelto a ver después. La serie logró un buen equilibrio entre sus cinco actores y no tuvieron miedo de hacerlos evolucionar y cerrar etapas. Es cierto que la serie se resintió cuando el amor de Niles por Daphne por fin llegó a alguna parte, pero era inevitable que esto ocurriese y supieron hacerlo aceptablemente bien. Tampoco tuvieron miedo de introducir pequeñas dosis de dramatismo, dejando que la crudeza de algunos momentos destacara en contraposición con el clima alegre habitual.

La serie consumió todo lo que tenía que decir, y aunque sus espectadores más leales echasen de menos a los personajes y quisieran saber qué pasó después, lo cierto es que Frasier acabó cuando debía.

Sin duda, Frasier está entre las mejores Sitcom de todos los tiempos, una opción distinta y muy divertida, perfecta para enamorarse de los personajes y pasar mucho tiempo con ellos.


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