Revista Decoración
¿Qué es lo que diferencia una ciudad de un pueblo?. En principio un resumen de las definiciones que he encontrado sería el siguiente:
Una ciudad es el asentamiento con gran densidad de población con atribuciones y funciones
político-administrativas, económicas y religiosas, a diferencia de los núcleos
rurales que carecen de ellas, total o parcialmente. También se hace referencia en algunas definiciones a que sus actividades económicas principales son la industria y los servicios. Palabras muy asociadas a la palabra Ciudad tenemos: Modernidad, ocio, servicios, contaminación, juventud, ruido, formación y trabajo.
Un pueblo es definido como el conjunto de personas que integran un país o de una región. También puede considerarse sinónimo de clase baja para diferenciar las clases altas del resto. Pero el significado como entidad poblacional sería aquel que define su actividad principalmente a las tareas agrícolas y que
vive en zonas rurales. Palabras muy asociadas a la palabra Pueblo tenemos: Cultura, tradición, analfabetismo, rudeza, naturaleza, silencio, despoblamiento y envejecimiento.
Desde luego, viendo estas líneas si despertamos a un hombre primitivo atrapado en un glaciar y le preguntamos donde prefiere vivir, seguramente nos diría que en la ciudad.
Las ciudades están en una situación privilegiada respecto a los pueblos y su atractivo es muy potente. ¿Pero si todo el mundo se va a las ciudades, qué hacemos con los territorios rurales?, ¿pueblos en ruinas y campos abandonados?. Nos cargamos el sector primario y lo exportamos todo, dejamos áreas desérticas de población por toda España y creamos macrociudades totalmente insalubres e insostenibles. No parece una situación muy deseada.
Las ciudades se han nutrido de los pueblos provocando su despoblación. La gente que se ha ido del pueblo a la ciudad ha aportado a ésta muchas cosas, ha hecho que la ciudad crezca económica y culturalmente. ¿Qué han hecho las ciudades por los pueblos?, la verdad es que poco si vemos la situación actual. Como las políticas territoriales se dictan desde las ciudades, del pastel solo se han dejado las migajas a los pueblos y tampoco se les ha tenido en cuenta.
En el equilibrio está la virtud, no se debe permitir estos desequilibrios territoriales. Igual que hay comunidades autónomas que aportan más que reciben del Estado Español por principio de solidaridad, debería de existir un fondo solidario y compensatorio de las ciudades para los pueblos. Este fondo ayudaría a que los pueblos tengan una oportunidad de supervivencia.