LO QUE LOS HOMBRES NO DEBEN DECIR, ¡NUNCA!
Los hombres tienen sobrados recursos para ponernos de los nervios de punta.
¿Es una estrategia evolutiva de supervivencia del género masculino contra el amor, la pareja y la convivencia pacífica?
Podemos dejar leer este artículo a los hombres para que aprendan qué no deben decir y sacar conclusiones sobre su personalidad (a veces tóxica) según lo que dicen.
“Todas las mujeres son…”
¿Es que no han aprendido que cada mujer quiere sentirse única y que si nos meten a todas en el mismo saco todo lo que digan no tendrá ningún valor?
“¿Dónde has estado durante toda mi vida?”
Es una frase ambivalente. Si el hombre nos gusta, nos podemos derretir. Si no nos interesa, nos parecerá idiota. Lo bueno es la respuesta: “Intentando esconderme de ti”.
“¿Has tenido muchos novios?”
El pasado está muy bien perdido entre sombras. ¿Cuántos son muchos?, ¿el muchos indica que van a juzgarnos? La respuesta perfecta es: “más de uno y menos de mil”.
“¿Vienes mucho por aquí?”
Sabemos que romper el hielo es difícil, pero nos aburrimos con estas frases. Pon un poco de personalidad e imaginación al intento o seguir en coma donde estás.
“¿Puedo besarte?”
Si necesitas preguntarlo, seguramente: NO. No nos gustan los timoratos (ni los pesados). Inténtalo si ves que me acerco a ti y que sonrío. Si digo “No”, no insistas.
“Ahora voy…”
Es tierno que siga siendo ese niño que se entusiasma con todo y al que hay que esperar
una eternidad para que venga. ¡Desfibrilación! Se impone hacer algo sorprendente para que reaccione.
“Yo ayudo a mi mujer en casa”
Está muy bien, teniendo en cuenta que el 40% de los hombres no hacen ninguna tarea doméstica, pero el trasfondo es que la casa sigue siendo responsabilidad de las mujeres.
“¿Qué te has hecho?”
Si acabamos de arreglarnos, es ofensivo.
“Necesito espacio”
La interpretación más común suele ser que quieren vernos cuando a ellos les vaya bien.
Si un hombre te dice que necesita espacio, déjalo fuera.
“Ya conduzco yo”
Empiezan por conducir tu coche y acaban intentando guiar tu vida. Necesitamos hombres que confíen en nuestra forma de conducir.
“Has engordado un poco, estás mucho mejor así”
Mientras solucionemos nuestros problemas de autoestima (nuestra gran asignatura pendiente), estas declaraciones nos hunden en la miseria. Aunque… ¿será precisamente eso lo que quieren?
“No hagas eso, estás haciendo el ridículo”
Vaya por delante que esta frase es culpa nuestra… Quizá no hemos sabido escoger el hombre que comprenda nuestra naturalidad, espontaneidad y ganas de jugar.
“¿Sabes cuál es tu problema?”
Estos prepotentes “conocen” nuestros problemas y lo que debemos hacer para solventarlos… Aplícale un electroshock en forma de frase que le ponga en su sitio.
“Tú misma”
¿Yo misma qué? ¿Significa que te importa un bledo lo que haga o que sabes que me voy a equivocar haga lo que haga o, peor aún, crees que sabes qué voy a hacer?
“Ya te lo advertí”
¿La intención del que la pronuncia es demostrar que es adivino o que es muy listo? Se puede arreglar añadiendo: “yo no suelo equivocarme”. Grrrrrr.
“Todo lo haces mal” o “siempre te equivocas”
Cualquier generalización de este estilo es una falta de respeto. Nuestra relación necesita respiración artificial.
“¿Te falta mucho?”
Es anti-romántico y anticlimático. Es la mejor forma de que la mujer se inhiba y deje de disfrutar. Chicos, si quieren darnos placer, pregunta mejor: ¿Te gusta así? (no cada cinco minutos, por favor). La pregunta todavía es peor cuando estamos arreglándonos para salir.
“No hace falta preguntar”
Un poco de seguridad en uno mismo nunca viene mal, pero, queridos, si nos preguntan cuando hemos dado veinte vueltas a la manzana demuestra todo lo contrario.
“Ella es un poco torpe” o “es terriblemente despistada”
Ya tenemos a nuestra madre para que nos avergüence en público con nuestras cualidades, defectos y anécdotas “irrepetibles”. Baby, shut up.
“¿De dónde vienes?, ¿cómo ha ido el día?”
¡Qué rutinario! Estaría bien que los hombres recordaran lo que les hemos contado y nos preguntaran. ¿Será este deseo una buena idea para un libro de ciencia-ficción?, ¿será que nuestro principal problema es que deseamos hombres que no existen?