Pau Gasol, con su nuevo libro. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.
Toni Delgado / Barcelona
El hijo mayor tiene sus ojos. Su nariz. La expresión. Una cara muy similar. Sus pausas y el tono son idénticos. Agustí sonríe ante mi ocurrencia.
—Ah, ¿sí? Puede que tengas razón. Todavía tengo la voz muy cogida por una bronquitis que superé hace unos días...
Media hora antes, su hijo mayor, Pau Gasol (Barcelona, 1980), ha presentado ante los medios de comunicación su último libro, disponible en castellano (Bajo el aro, Conecta) y en catalán (Sota la cistella, Rosa dels Vents), en el Auditorio de Penguin Random House, de la capital catalana. Agustí Gasol parece sencillo y campechano: "Somos gente trabajadora que ha enseñado a sus retoños orden, constancia y respeto, y les ha invitado a compartir los malos y buenos momentos en familia. El baloncesto salió... No lo esperábamos. Se alinearon las estrellas, por más que tuviésemos afición en casa [Agustí jugó en el Gaudí y su mujer, en el CB Cornellà]. Eso sí, hay un trabajo infinito detrás".En Bajo el aro Pau Gasol viene a decirnos que no cree en las casualidades. A través de sus experiencias vitales y deportivas, el jugador de San Antonio Spurs y la selección española deja claro cuánto le ha costado lograr todo (14 medallas, 12 de ellas con la absoluta, dos anillos de la NBA con los Lakers, y una Liga y una Copa con el Barça). Humaniza a los deportistas, que también dudan y sufren, y desmitifica a los genios, que "se hacen". También se carga el mito de los superhéroes, que "no existen". Inspira —"todo el mundo tiene talento"— y matiza qué son para él los sacrificios, de los que excluye los planes de adolescencia que se perdió por el baloncesto y los estudios e incluye las renuncias que su familia ha hecho por él o su decisión de dejar de estudiar medicina. El libro es de fácil digestión y deja poso. Pau Gasol nos recuerda lo importante que es el trabajo en equipo y adaptarse a las necesidades del resto; la importancia del descanso y la desconexión; las ventanas que abren la lectura o la música; las responsabilidades que tiene un líder de verdad; o cómo podemos ayudar a los demás. Es como si el deportista se pusiese a hablar con quien está leyendo sus textos. Frases cortas, a veces tiernas, otras, duras, casi siempre directas. Un relato que empieza con sus recuerdos de la trepidante semifinal del Mundial de Japón de 2016 ante Argentina. Rememora cómo metió dos tiros libres lesionado y lo eterno que se le hizo el desenlace desde el banquillo. El triple a última hora de Andrés El Chapu Nocioni no entró (75-74).
Carles Martínez y Pau Gasol, durante la presentación. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.
Su visión de la vida y del deporte (son sinónimos) queda clara en la página 21, donde describe la final contra Grecia como uno de los partidos "más importantes" de su vida: "Jugué desde el banquillo sin ni siquiera poder poner el pie izquierdo en el suelo. Eso sí, aun con muletas, di todo mi apoyo moral y emocional a mis compañeros". Confiaba ciegamente en sus compañeros.
—¿Qué quieres que te cuente? Yo no explico muchas cosas... –me responde Marisa Sáez. La madre. Se ríe y se suelta: "Pau es muy generoso con su familia. Nos ha dado mucho y nosotros a él". —Marisa, ¿cuándo te diste cuenta, si lo recuerdas, que tu hijo era un líder?
Hace una pausa de 13 segundos y mira a los ojos del periodista. —Pau es un hombre de mucho consenso. Siempre le dijimos que lo primordial era que se formase como persona y que, después, escogiese su camino. —Mi madre nunca se cansó de recordarnos lo corta que es la vida del deportista, y le sobraba razón –recuerda Pau en el libro.—Sacaba muy buenas notas. En su momento era más importante la clase de piano que el baloncesto. Un día el profesor le dijo que no podría estar al máximo nivel si continuaba jugando al baloncesto, y Pau optó por el deporte. Nadie sabe los sacrificios que hizo mi hijo para estar en el filial del Barça... Incluso sacaba tiempo para irse a correr con su padre por Castelldefels a las cinco de la mañana –sigue Marisa. Para su madre, Pau es "disciplinado y generoso". Antes de empezar la presentación, saluda a la prensa y cuando coge un ejemplar de Sota la cistella no posa ante los fotógrafos y fotógrafas. Más bien mira hacia cada uno de los objetivos de las cámaras hasta cuatro veces. Para Pau no parece un acto más en su agenda. Se nota que respeta el trabajo del resto. Siempre, recalca en el libro, procura que el personaje no se coma a la persona.
Gemma Nierga. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.
—Creo que es bueno que un hijo intente transmitir los valores que le han ayudado a alcanzar un logro, ser líder en ciertos momentos, a gestionar decepciones, fracasos, emociones... Ha sido mentor de mucha gente y lo ha hecho de corazón –asegura Marisa Sáez, su madre. —Conocí a Pau cuando él tenía 19 años. Ya entonces tenía la cabeza muy bien amueblada. Es alguien con los objetivos muy claros, una capacidad de trabajo inmensa y una mirada mucho más amplia que el deporte. Cuando escribí Los Gasol (La esfera de los libros, sus profes me contaron que siempre fue muy extrovertido y que destacaba en lo que hacía –interviene Noelia Román, periodista deportiva de largo recorrido y que ahora trabaja para la agencia DPA. —Nunca me marco ningún límite a mis habilidades –expone Pau Gasol en su último libro. En el primero, Gasol por Pau Gasol (Marca y Edebé), explicaba que sus primeros compañeros en Memphis Grizzlies no entendían cómo había podido ser el número tres del draft de la NBA. "Me aislaba de todo cuando jugaba. Intenté ganarme el puesto", concedía entonces. Era "bastante delgado y enclenque".
"Cuando era muy joven, en principio, no reunía las condiciones para triunfar en el baloncesto. Ha tenido que trabajar mucho para poder tener esta oportunidad", recuerda su padre, Agustí. Por su altura, sus compañeros no dejaban de repetirle: "Vamos Gasol, para dentro". Pero Pau se sentía un tirador. Y tiraba. "No le gustaba jugar bajo el aro. Tenía poco cuerpo. Su experiencia como jugador exterior le vino muy bien. Ha conocido diferentes posiciones [en el CB Cornellà jugó puntualmente de base]. ¿Qué pasa si encasillas a alguien a jugar bajo el aro y luego se queda en 1,90? Su altura será insuficiente. Soy partidario de que, cuando son jóvenes, puedan ocupar diferentes posiciones. Así, cuando crezcan, tendrán más herramientas para poderse desarrollar sus cualidades", recuerda Agustí Gasol. Una versatilidad que llamó la atención a Javier Gancedo, manager editorial de la Euroliga, desde la primera vez que vio en directo a Pau Gasol: "Me impresionó. En ese momento no había un jugador en Europa con esa altura, coordinación y capacidad para moverse por la pista". "El mensaje es positivo. Aunque haya que no confía en ti, puedes conseguirlo. Él tenía la ilusión de superarse, se atrevió a irse a la NBA. Mucha gente no se decide a dar según qué pasos, pero puede que se anime si comprueba que otras personas sí los han hecho", desarrolla Agustí Gasol. "Para mí", interviene Guifré Jordan, periodista de la Agència Catalana de Notícies (ACN), "Pau Gasol es un referente y un pionero. El primer catalán y el segundo español en jugar en Estados Unidos. Pau rompió una barrera histórica. Abrió una puerta que, tras él, cruzaron otros, como su hermano Marc, Joan Carles Navarro, Ricky Rubio... Creo que, gracias a Pau o a Dirk Nowitzki, las franquicias ampliaron sus radares más allá de las ligas universitarias. Ahora fichan a muchos jóvenes europeos que despuntan. Y, claro, también los disfrutamos menos aquí". El hermano mayor de los Gasol es el único jugador nombrado mejor debutante de la NBA que no se ha formado en Estados Unidos.
Marisa Sáez, Agustí Gasol, Pau Gasol y Marc Gasol. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.
Para Marc Mundet, periodista especialista en baloncesto de RAC1, el punto de inflexión en la carrera de Pau Gasol, o "cuando nos dimos cuenta de hasta dónde podía llegar", fue cuando firmó por Los Ángeles Lakers: "En Memphis estábamos impactados por la novedad, por una NBA que hasta entonces habíamos visto lejana. El día que se anunció su llegada a los Lakers Pau adquirió otra dimensión. Pensé que lograría cuanto se propusiese. Así ha sido". "De aquí a unos años seremos todavía más conscientes de su figura", interviene Xavier Saisó, periodista de la Cadena SER, que ha seguido de cerca los pasos del jugador. Menciona algunos, como la "exhibición" en la Copa del Rey de Málaga de 2001, cuando "dio un mensaje al mundo del baloncesto de lo que era capaz de hacer pese su percha desgarbada", o su memorable actuación en la semifinal del Eurobasket de Francia ante la anfitriona (40 puntos y 11 rebotes): "Se jugó en Lille, en un estadio de fútbol transformado en pabellón de baloncesto. Lo viví muy cerca del banquillo porque hice el inalámbrico para la SER. Jugó como su proclamase 'yo vengo aquí a ganar el partido y el campeonato porque me llamo Pau Gasol'".
—Agustí, me he quedado con las ganas de preguntare una cosa a tu hijo, ya que se ha acabado el turno de preguntas en la presentación... ¿Qué crees que me habría contestado Pau sobre cómo lucha contra el miedo a equivocarse? No sé si habéis hablado de este tema alguna vez en casa –le comento. —Quizás directamente no, pero sí hemos reflexionado sobre el aprendizaje de los errores. El miedo sólo te bloquea, no te deja actuar ni decidir. Equivocarte no es un fracaso, es una manera de crecer.Horas después, encuentro la respuesta de Pau en Bajo el aro: "Es muy importante saber reconocer que, por muy buenos que sepamos, no somos infalibles". Por cómo escribe, se nota que el jugador catalán es un buen lector. "En sus textos transmite la espontaneidad y proximidad que ofrece en el cara a cara", defiende Carles Martínez, editor de Sota la cistella, la versión catalana del libro: "Desde el primer día nos repitió una palabra que utiliza mucho, excelencia. Se deja la piel en todo cuanto hace". Coincide en el retrato Marc Mundet, periodista de RAC1: "Lo que me inspira de Pau Gasol es su enfermiza obsesión por la excelencia y su determinación. Son dos virtudes que se echan a faltar en la sociedad y muy necesarias para construir un mundo mejor". También aspectos como la paciencia, el valor del proceso, ir paso a paso... El hecho de no dejarse engatusar por las expectativas.
El jugador de San Antonio Spurs y de la selección española ha sacado tiempo de debajo de las piedras para parir Bajo el aro. "Es una obra muy personal que ha preparado también en los aeropuertos, los aviones... Ha recortado horas de sueño... El reto le ha encantado", resume Agustí Gasol.Javier Gancedo no acude a la presentación de Bajo el aro al mediodía, pero sí a la firma de libros, por la tarde, en el FNAC L'Illa. Llega dos horas antes: "Podría haber accedido a Pau en otro contexto, gracias al contacto que tengo con Navarro, pero lo he hecho de una forma un poco romántica". "Al final", reflexiona, "quienes trabajamos en el baloncesto hemos sido aficionados y creo que eso no hay que perderlo".
12 años después de que me firmase su primer libro, Pau Gasol casi repite la dedicatoria. La letra sigue siendo en mayúsculas, aunque más grande. Su número en la NBA, el 16, ya no está pegado a la firma y tiene un punto (ortográfico) separado. El autógrafo continúa pareciendo una P, de Pau, una G, de Gasol y un 4, que lleva en la selección española. Antes la firma era toda seguida y las curvas, más rectas. Desde entonces, lo ha ganado todo menos el oro olímpico y la Euroliga. "Esa espinita clavada quizás le haya alargar su carrera un año más en Europa, si no se retira en Estados Unidos. Para él ganar la Euroliga con el Barça sería la guinda a un palmarés casi inigualable. En sus manos está", cierra Javier Gancedo. Enlaces relacionados "Papa, ¿qué tengo que hacer para ser como Pau Gasol?"La pelota dorada de Pau GasolPau Gasol: el triunfo de la supervivencia
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