Revista Cultura y Ocio

Lo que me queda por vivir. Elvira Lindo.

Publicado el 28 marzo 2011 por Carmina
Lo que me queda por vivir. Elvira Lindo.
Aunque suene raro es el primer libro que leo de esta mujer, me crucé con sus Manolito Gafotas, pero no los leí por creer que era literatura para niños, me reí a montones con la serie del niño de Carabanchel Bajo, pero no me atrajeron sus libros, porqué?, no lo sé, y porque precisamente este?, tampoco tengo respuesta para eso.
Aunque empiezo a sospechar que es por la gran campaña de marketing que tiene la novela detrás, por las entrevistas que le hicieron a la autora a propósito de esta novela y que me pareció entender que era algo autobiográfica, por a o por b, me apetecía tanto que espere cuatro meses a que me tocara el turno después de hacer una reserva. Como os decía en el BBF que le dediqué en ese tiempo había leído bastantes reseñas y tengo que reconocer que no dejaban en muy buen lugar al libro, en poco tiempo se me derrumbó la campaña de marketing que tenía detrás, porque el boca a boca a mi me puede muchisimo. Pero no anule la reserva, cuando un libro me ha apetecido tanto, no suelo tirar la toalla, y total no sabía ni cuando le iba a tocar el turno, igual en ese tiempo veía criticas más entusiastas. Pero no fue así, lo bueno es que casi todas venían de personas que habían leído mucho sobre la autora y esperaban mucho de este libro. Y yo por suerte me iba a estrenar con él, y además ya me habían bajado las altas espectativas que tenía sobre la historia en cuestión.
Me acerqué al libro sin prejuicios, y pude constatar que Elvira escribe muy bien, que te hace meterte en la piel de los personajes, sin embargo en esta ocasión me costó mucho empatizar con su protagonista, a pesar de yo también haber trabajado en la radio, a pesar de compartir una pasión común, a pesar de entenderla en su ámbito laboral, como madre, no la pude comprender en ningún momento.
Fueron pasando las páginas y me enamoré de ese niño de cuatro años que tenía que cuidar de su madre y lidiar entre sus padres, intentar contentar a todos y que su madre no perdiera la sonrisa, me pareció tremendo tener que vivir eso a tan corta edad, ser un niño y tener que comportarse como un adulto.
Si bien la novela me estaba gustando y no entendía donde le ponía los peros la gente, no tardé en descubrirlo, y digo no tardé porque no me costó mucho de leer, es corta, está bien escrita y ella sola te va llevando en volandas, hasta el punto en que como te dejen leer una tarde tranquila, llegas al final sin mucho esfuerzo. Pero a mi me dio la sensación de que concluyó la novela muy rápido, casi con prisas y si no fue así no entiendo que pretendió lograr con el efecto.
La novela la narra la protagonista en primera persona, hay diálogos intercalados, y se hace amena, sin embargo parece que todo discurre en el tiempo que ella anda a la deriva por un abandono amoroso, luego sin venir mucho a cuento un niño que tenía cuatro años, pasa a tener catorce cuando ella recuerda una pregunta que le hizo, y de ahí vuelta al niño de cuatro años, aquel miniadulto que cuidaba de una madre demasiado ciega para ver las necesidades que podría tener. Nos pasea por su trabajo, por sus amores, por el pueblo donde veraneaba, nos cuenta los recuerdos de su infancia, nos habla de sus padres, y en todos ellos en mayor o menor medida tiene cabida el niño, nos ofrece reflexiones, algunas buenisimas, otras evitables, los libros como no podía ser de otra manera también tienen su protagonismo y sobre todo la música, porque hay recuerdos que asociamos a una música y en el Madrid de la movida no podía ser de otra manera.
"Siempre hay un momento en el que todo podría haberse evitado, se piensa luego. Sobre todo en aquello que comenzó sin mucho convencimiento, más por motivos fantasiosos que por lo que se tenía de verdad delante de los ojos. pero quien quiere ver lo que tiene delante de los ojos, quién está dispuesto a admitir que en realidad no hay posibilidad de conexión. Cómo me habría confesado a mí misma, en aquel ambiente tan propicio para la espesura dialéctica, que hubiera cambiado una soporífera tarde de inagotable discusión política por irme a bailar, cómo reconocer que el sexo tampoco era lo que había imaginado antes de probarlo. La juventud, tan proclive a la temeridad, de pronto se vuelve conservadora y renuncia a sus sueños, se conforma con el primer amor que ha conocido. A lo mejor sea esa la manera más retorcida de ser temerario"
Todo perfecto, hasta que nos damos cuenta que sin saber como esa etapa se ha terminado, el niño pasa a ser universitario, ella ha rehecho su vida, y entre medio que le ha pasado a esta mujer?, como ha llegado a la etapa que nos cuenta?, me pareció en ese momento que me habían tomado el pelo, me habían contado una historia a medias. Ese es el pero que le encuentro, un final que no he sabido encajar para nada, que no he sabido comprender. Y que posiblemente se resume en esta reflexión...

"Fue un final lento, no el de mi juventud, que he tendido la sensación de disfrutar mucho después, si no el de aquella mi vejez prematura, el de aquellos años en que, incapaz de disfrutar del presente, malgastaba el tiempo esperando algo"


Se que eso no me va a disuadir de leer algo más de Elvira Lindo porque me ha enamorado su forma de escribir, lo que me hace sentir cuando estoy dentro de una de sus historias aunque no me este terminando de convencer. Me ha parecido un estupendo viaje interior de una persona, que tiene que enfrentarse muy joven, a la maternidad, a un abandono, y al día a día, a hacerse un hueco en un mundo harto complicado como el periodístico, en una ciudad y una época en la que se vivía demasiado rápido. Un viaje de una mujer que no supo en un primer momento superarse a sí misma, que se agarró como clavo ardiendo a lo único que pudo salvar del naufragio su hijo, que vivió para y por él y que al final se da cuenta de que no es ella quien ha velado por ese niño, si no ese niño por ella.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog