Revista Opinión

"Lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible", el Guerra

Publicado el 07 marzo 2013 por Romanas

 No tengo más cojones que volver al jodido Lores Masip éste, aunque, si bien lo miro, ahora, después de que se me haya pasado ya el ataque de entusiasmo, estoy por mandarlo a la puñetera mierda porque, se supone que uno cuando escribe es para que los otros lo entiendan y no para imitar los modos y maneras del que es, tal vez, el mejor filósofo de los últimos tiempos.  Yo también admiro mucho a Michel Foucault, pero, maldito sea el tío maricón, por todo lo que me ha hecho sufrir para entenderlo y, entonces, viene un jodido tipo imberbe y me dice: “¿No querías caldo? Pues, toma, 3 tazas”. Si será jodido el puñetero imberbe éste, ¿es que no se pude escribir como Dios manda, para que todo el mundo te entienda?  Traité es casi, o más, inteligente que él y todos, absolutamente todos entendimos perfectamente lo que nos vino a decir sobre sus tesis de la nueva Historia y la aplicación a la misma de las teorías de los fractales y del caos. No estamos de acuerdo, con sus conclusiones finales, pero las entendimos perfectamente.  Al tipo éste, no, yo, por lo menos.  A pesar de que el tío hace todo lo posible para que no lo entendamos, parece claro que ha llegado a las siguientes conclusiones:   “Recientemente, las últimas elecciones en Grecia e Italia indican que la pluralidad social está reñida con la gobernabilidad democrática. La supuesta ingobernabilidad de parlamentos heterogéneos –en un gesto nostálgico del funcional bipartidismo- nos hace pensar con más fuerza en la necesidad de cambiar las reglas del juego y aspirar a otra forma de gobierno y, sobre todo, a otra manera de formar gobiernos. Las mayorías sociales están en las calles pidiendo a gritos un carnaval político, un período políticamente extraordinario en el que se inviertan las jerarquías y se genere anti-estructura, donde las mayorías establezcan un nuevo criterio de ordenación política, donde la fuerza constitutiva se transforme en un acontecimiento constituyente. Hasta ir minando esa legitimidad que hoy atesoran como un capital las corporaciones políticas, tendremos que pensar en la posibilidad de dar un sentido colectivo, unitario y confluyente, de bloque, a la fuerza política que reside en la denegación de la legitimidad por las urnas: el principio de no delegación. Secuestrar el voto para forzar el regateo, las transacciones con el poder. Secuestrarlo hasta que el campo político que ahora patrimonializan celosamente se abra a la decisión colectiva, de modo que el formalismo electoral del voto pueda ir más allá de un colaboracionismo a la francesa o de un quintacolumnismo, esa forma cínica de justificar o callar ante las fuerzas de ocupación enemigas. Entre tanto se nos reprochará que con ello sólo favorecemos la llegada de la dictadura o del caos. Pero tenemos una urgencia: el mal gobierno ya está aquí; y nos hemos impuesto una tarea: desbancarlo del poder”.  Palabra de honor que estoy de acuerdo con esa radical crítica al canallesco sistema que nos esclaviza, pero no acabo de entender qué es lo que realmente propone este chico:  1º) no votar, ésta me parece la opción más probable, pero entonces como los 11 millones de peperos sí que votarán, ¿qué pasará? Pues que la maquinaria electoral estatal dará por buenas las elecciones y el PP prorrogará su mandato 4 años más  y así hasta el infinito ;  2º) votar en blanco o abstenerse, idem, eadem, idem, o sea, lo mismo;  3º) algo que, como yo no sólo estoy loco sino que, además, lo reconozco, sería lo que yo propuse  hace algún tiempo: que el día de las putas elecciones, todos nosotros acudiéramos a los colegios electorales e impidiéramos las votaciones por la fuerza: ¿es realmente esto lo que este hombre propone?: pues estoy totalmente de acuerdo, sólo que lo considero no solamente absolutamente imposible sino también tan eficaz como los nºs 1º) y 2º): el sistema diría que habían sido una escuálidas minorías antisistema las que habían intentado boicotear las elecciones y todo seguiría igual por los siglos de los siglos.  ¿Entones?  Pues, sí, eso, coño, lo que vengo diciendo desde siempre: que no hay solución porque ni siquiera un suicidio masivo podría inducir a la canallesca prensa a entonar otra canción, porque la jodida, la canallesca prensa, como los jodidos jueces, como los cipayos de la policía y de los ejércitos son ELLOS también. Coño, sí, admitámoslo de una puñetera vez: estamos perdidos, absolutamente.

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