Revista Insólito

Lo que no somos capaces de ver

Publicado el 05 octubre 2019 por Noticias Frescas Online @1NoticiasOnline
Lo que no somos capaces de ver
Una vez un profesor de matemáticas avanzadas en una universidad, escribió en el tablero la tabla de multiplicar del número 9 de la siguiente manera:
9 x 1 = 9
9 x 2 = 18
9 x 3 = 27
9 x 4 = 36
9 x 5 = 45
9 x 6 = 54
9 x 7 = 63
9 x 8 = 72
9 x 9 = 81
9 x 10 = 89
Cuando terminó de escribir la tabla de multiplicar, todos los estudiantes comenzaron a murmurar y a reírse entre ellos, hasta que uno de los alumnos se armó de valor y le dijo al profesor: “oiga profesor, usted se ha equivocado. La multiplicación del número 9 por el número 10, es igual a 90 y no a 89”.

El profesor sonrió y le dijo a su alumno: “he hecho esto justamente a propósito, para poder mostrarle a cada uno de ustedes cómo funcionamos los seres humanos con respecto a las demás personas. No importa que de los 10 resultados que he escrito, 9 quedaron bien. En lo único en lo que ustedes se han fijado y el motivo por el cual han comenzado a murmurar entre ustedes y a burlarse, es porque uno solo de los resultados ha quedado mal”.
Los alumnos se miraron unos a otros y al menos en ese momento, lograron entender que en el 100% de las ocasiones, las personas siempre suelen ver tan solo los errores que cometen los demás, más nunca acostumbran a valorar ninguno de sus aciertos.
Crítica total, indulgencia total
Las personas solemos ser demasiado críticas hacia los demás, y completamente indulgentes con nosotros mismos. Nos gusta criticar a las otras personas, pero casi nunca nos fijamos detenidamente en todos y cada uno de nuestros incontables errores y defectos.
De hecho, hay personas que son absolutamente incapaces de ver en sí mismas algún error, y consideran que el resto de los seres humanos son tan solo creaciones fallidas que hacen de este mundo, el peor de los mundos posibles.
La crítica es algo que, si las personas la hiciéramos hacia nosotros mismos con la misma dureza, crueldad y falta de amor con que la hacemos hacia nuestro prójimo, simplemente desaparecería, porque podríamos darnos cuenta que cometemos los mismos errores, e incluso peores, que aquellos errores que solemos criticar en los demás.
Tenemos hacia nosotros mismos una imagen tan diferente de lo que en verdad somos, que creemos tener el derecho de criticar al otro sin ninguna piedad o contemplación.
La crítica es un veneno peligroso que suele filtrarse en las conversaciones de las personas, y que está dirigido siempre hacia los otros. Nunca nadie se reúne a hablar con otra persona acerca de sus propios defectos o errores. Siempre que dos personas se reúnen a hablar, si surge una crítica, será hacia alguien que incluso no se encontrará presente en esa conversación.
Y si por accidente, alguien habla acerca de alguno de sus defectos, nunca profundizará en los mismos. La mayoría de personas “reconoce” que comete errores y que tiene muchos defectos, pero casi nadie se toma el tiempo de mirar lo profundo de sus propios errores y de sus propios defectos. Es un hecho incluso que cuando alguien menciona alguno de sus defectos, da por sentado que nunca son tan graves como lo son en las demás personas.

Creemos ser perfectos
“Ojalá las demás personas fueran tan perfectas como yo”. Esto es algo que cada ser humano piensa a su manera. Si tan solo existiera en cada uno de nosotros la sospecha de que no somos mejores que aquel que criticamos, entonces nuestra crítica simplemente perdería toda su fuerza y se cambiaría por la capacidad de ver las cosas buenas que tienen los demás, en medio de todo lo malo que solemos ver.
La crítica hacia el otro es justamente la manifestación de lo que no somos capaces de ver acerca de nosotros mismos. Criticar al otro es un vicio en los seres humanos, y es un vicio más peligroso y mucho más fuerte que lo que pueden ser el alcohol o las drogas, y es en buena parte responsable del mal estado en que se encuentran las relaciones humanas en este mundo.
Es por ello que los libros religiosos como la Biblia o el Corán, hacen tanto énfasis en refrenar la lengua, sobre todo cuando se usa para cuestionar el comportamiento de los demás.
Si cada persona antes de lanzar una crítica despiadada y destructiva hacia alguien más, se tomara al menos un segundo de su tiempo para mirarse a sí misma y para pensar en el daño que sus palabras van a hacer, seguramente esa persona frenaría su lengua y simplemente no diría nada.
De igual manera, no existe una crítica constructiva. Ninguna crítica busca construir absolutamente nada. La crítica no es nada más que el señalamiento con uno de nuestros dedos hacia la otra persona, mientras que los 4 dedos restantes de nuestra mano apuntan hacia nosotros mismos.
Curiosamente, y esto es algo que la mayoría de personas nunca suele ver, siempre que le decimos a alguien: “voy a decirle algo con todo respeto”, es justamente para poder irrespetar a esa persona.
Nunca se le advierte a alguien que se le va a respetar, para hablarle con respeto. Siempre que se le hace a alguien esa clase de advertencias, es precisamente para irrespetar a quien está escuchando.
Una profunda falta de amor propio y por consiguiente de amor hacia los demás, es la que hace que los seres humanos seamos tan críticos con todo lo que nos rodea. Si las personas supiéramos lo que significa amarnos a nosotros mismos, entonces podríamos amar a aquel a quien criticamos muchas veces con sevicia y sin ninguna compasión.
El blanco de nuestras críticas, no es nada más que un espejo que nos muestra que aquello que tanto criticamos, es algo que existe en cada uno de nosotros. Quien suele criticar a otra persona porque es perezosa, normalmente también es una persona perezosa. Quien suele criticar a otra persona porque es incompetente, normalmente también es una persona incompetente. Quien suele criticar a otra persona porque no tiene don de gentes, normalmente también es una persona que no tiene don de gentes.

Esto no me pasa a mí
Y si usted se escandaliza y se niega a aceptar esto que está leyendo, no es su culpa. Simplemente su propia ceguera le impide ver que usted no tiene autoridad ninguna para poder criticar a los demás.
Según lo cuenta la Biblia cristiana, dijo Jesús de Nazaret: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
Es muy sencillo criticar a las demás personas, y no solamente es algo sencillo, sino que es algo placentero que disfruta quien lo hace.
Sin embargo, en medio de todo el malestar que suele causarnos esta clase de escritos, hay algo muy bueno y positivo para cada persona, y es que, en menos de cinco minutos, usted que ha leído estas líneas, las habrá olvidado por completo, y podrá continuar su vida criticando a los demás sin el más mínimo asomo de remordimiento y compasión.
Si le ha gustado este artículo y cree que puede ser de utilidad para alguien más, entonces por favor compártalo, y déjenos conocer su opinión en la caja de comentarios.

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