Revista Coaching

Lo que no son cuentas… son cuentos

Por Antonio J. Alonso Sampedro @AntonioJAlonso

romanticismo

Aunque la frase que titula este artículo no es mía, me siento tan identificado con su sentido que le voy a dedicar algunas líneas de reflexión, no sin antes advertir que “cuentas” y “cuentos” pueden ser antónimos dependiendo de cómo se contemple la vida, si como una realidad o como una ficción.

Decían los románticos del siglo XIX que la existencia no es lo que nos ocurre sino aquello que nos gustaría vivir, es decir, una ensoñación de lo deseado en contraposición a la realidad de lo soportado (que por lo general suele ser menos amable que cualquier especulación). Nótese que el término “Romanticismo” deriva de “roman” o novela en francés, toda una declaración de intenciones para convertir la realidad en una fabulación como reacción a la hasta entonces imperante racional Ilustración. Los románticos suelen atraer nuestro favor por defender unos ideales libertarios, hedonistas y buscadores de la emoción, aunque así su vida se les complicó al ser la cotidianeidad lo que finalmente “cuenta” y no el “cuento” lo que tiene razón. Y que conste que no condeno al Romanticismo por esta digresión, siquiera por todo lo mucho que de bello en el arte nos aportó.

Cierto es que todo propósito de vida comienza desde el anhelo y la visualización de un horizonte mejor, pero también lo es que su efectiva materialización deberá huir de la ingenua ensoñación para discurrir por el camino práctico del orden y la concreción.

En la Clave 111 de “Marathon-15%: 115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL”, titulada “El concretar”, lo vengo a explicar…

Si hay una causa que pueda explicar muchos de los fracasos en todo aquello que nos gustaría alcanzar es nuestra dificultad para concretar, dejándonos llevar por vientos de aspiraciones imprecisas cuya definición y consecución se ocultan entre velos traslúcidos de generalidad. Todo se torna más difícil cuando no somos capaces de llegarlo a especificar, favoreciendo así nuestra confusión respecto de cuál es nuestro objetivo final. El qué, cuándo y cómo de cualquier proyecto personal y profesional ha de ser concreto, cuanto menos para poderlo gestionar, pues de otra manera nos sumergiremos en un bucle de vaguedad del que será imposible escapar…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas