Título: Lo que no vio Caperucita Roja
Autor: Mar Ferrero
Editorial: Edelvives
Género: LIJ, álbum ilustrado
Páginas: 40
Publicación: 2013
ISBN: 9788426390868
«Abuelita, ¡qué libro tan raro es este!». Esta es la sensación que queda después de conocer las disparatadas versiones del lobo, los animales del bosque y la abuelita sobre lo que pasó aquel día en el bosque. ¿Es realmente el lobo un animal tramposo y despiadado? Una divertida mirada que renueva uno de los cuentos clásicos más queridos de todos los tiempos.Este verano (como hago en muchas ocasiones) dedico un día de los talleres de animación a la lectura que estoy llevando a cabo en la Casita de los Cuentos de Azuqueca (como todos los veranos, este es el cuarto) a lo que yo llamo cuentos al revés, que no son otra cosa que cuentos clásicos contados de una manera diferente.
Este año estoy contando Los tres lobitos y el cochino feroz, Ayudemos a Blancanieves y este Lo que no vio Caperucita Roja que me tiene loca. Partiendo de la base del cuento que todos conocemos, Mar Ferrero nos propone una revisión de la historia tradicional desde el perpectivismo. Así, cuatro protagonistas del cuento arrinconan al narrador omnisciente de toda la vida para mostrarnos su propia voz y darnos su visión de lo ocurrido.
La primera, como no podía ser de otra manera, es Caperucita, que nos cuenta que, como su hermana está en esa "edad tan difícil" en la que se encierra en su habitación y no para de oír "música horripilante", su madre acudió a ella para que llevara la famosa cesta a casa de la abuela. Por su propia boca descubrimos qué fue lo que la distrajo y cómo tuvo lugar (realmente) el encuentro con el lobo.
En el momento en el que ese encuentro se produce, el libro cambia la perspectiva y da pie al punto de vista del lobo. Así descubrimos que este lobo (que no es tan fiero como lo pintan) andaba tranquilamente cogiendo trufas cuando tuvo lugar el fortuito encontronazo con Caperucita. Más preocupado por el chorizo que esta llevaba en la cesta que por la niña, no prestó demasiada atención a lo que esta le decía, pero se quedó con lo esencial: iba a llevarle unas ricas viandas a su abuela. Y menos mal que se enteró de eso, porque al final, este lobo honesto fue el que tuvo que llevar la cesta a la abuela.
El tercer personaje que nos cuenta la historia es múltiple: son los animales del bosque que han visto el encuentro, han comprobado que el lobo sale disparado hacia la casa de la abuela y se empeñan en que este no logre su objetivo. Así, idean un plan con todo tipo de agresiones al pobre lobo que, no obstante, consigue llegar a su meta.
Y ahí interviene el cuarto personaje, que no podía ser otro que la abuela. Ella nos cuenta cómo se apiadó de ese lobo apaleado que se presentó cual felpudo a la puerta de su casa y lo metió en cama para que sanase. Desde la cocina pudo oír cómo Caperucita llegaba y conversaba con el lobo y así fue como descubrió que en realidad... Mejor el final no te lo cuento. Mejor que sepas tú mismo qué fue lo que ocurrió cuando leas este libro.
En definitiva, una obra divertida que transgrede el cuento tradicional, que explica algunas de sus lagunas y que nos propone caminos alternativos para transitar esta historia de sobra conocida. A los niños les encanta comparar ambas versiones y debatir sobre los aspectos diferentes de este. Además, las ilustraciones firmadas por la propia Mar Ferrero le dan un punto muy jugoso a un álbum al que le estoy sacando mucho partido.