Hay espacios y drama, mucha vida con traumas.
Frases sueltas robadas, dicen poco de nada.
Muchas voces con quejas y en las calles ni estrellas.
En las redes sociales toda vida es querella.
Los complejos personales, escondidos en sus imágenes
y las poses “descuidadas” de conceptos “naturales”.
No encontrarás en los likes lo que nos hace más fuertes.
Se encuentra en la realidad que te ofrece la vida diaria.
En un abrazo, en un beso, en un te quiero sincero
que te mire a los ojos mientras estés sonriendo.
Sin filtros, sin ediciones.
Sin me gusta ni flores.
Sin corazones vacíos
ni caritas de asombro.
Sin la lágrima que pesa
al emoji que la carga
sin el color colorado de la carita enojada.
Lo que nos hace más fuertes, se encuentra en la vida diaria.
Lejos de cuentas fantasmas y gente que no dice nada.
Que postea desde la luz de su pantalla empañada
aislado en su habitación, o frustrado desde su cama.
Que grita y escupe desde el espacio en su cuenta
que odia a la humanidad y se muere por ir de fiesta.
Veganos, millennials, antitauromaquia.
Defensores de la fe y verdad policromática.
Partidistas, campañistas, ciudadanos del mundo.
Simpatizante animal y constructores de muros.
La inseguridad hecha selfie, los “nadie me quiere y no importa”.
si no me quiso cuando andaba así, no me merece de esta forma.
De los likes y me gusta me quedo con los “comparto”
que dentro de esta locura, es lo que acaba encajando.
Alertas AMBER y busco empleo, también estoy contratando.
Si las ventanas del desahogo antes eran los hogares
hoy son las redes sociales y los contactos sus confesorios.
Lo que nos hace más fuertes, no abunda en los mundos virtuales.
Es equilibrio entre respeto,
amor propio y autoestima.
Perfilada congruencia
ante lo que nos ofrece la vida.
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