Revista Espiritualidad
Me puse a pensarlo y lo vi claro. Lo vi tan claro que no acertaba a comprender como había tardado tanto tiempo en darme cuenta. Sufríamos por problemas cotidianos, una discusión con tu mejor amigo, ese trabajo que no llega o ese beso que se resiste. Sufríamos batallando por aquello en lo que creíamos.Sin embargo ironías de la vida, lo peor no era sufrir, lo peor era no luchar. Nuestra guerra, aquello que de verdad nos quitaba el sueño era echar la vista atrás y saber que lo podíamos haber hecho mejor, saber que al menos podíamos haberlo intentado. Ese sentimiento de culpa nos machacaba y nos consumía por dentro. Por eso he decidido no esconderme, he decidido salir ahí afuera y batallar. Luchar por aquello en lo que creo. Ya poco me importa lo complicado que pueda parecer. Poco me importa si es el éxito o es el fracaso él que se cruza en mi camino, pero que sepas que no soporto otra noche más sin dormir.