Revista Opinión

Lo que nos rodea es nuestro espejo

Publicado el 25 febrero 2020 por Carlosgu82

Al actuar, con nuestros comportamientos (lo que decimos o hacemos) generamos Karma. Este Karma puede ser negativo o positivo dependiendo si la acción ha sido maliciosa o bondadosa. Por esto es muy común que, a lo largo de nuestra vida, se nos vayan presentando situaciones similares que nos dan la oportunidad de actuar de una forma mejor o vivirlo de otra forma más evolucionada según de lo que aprendimos las veces que hemos pasado por lo mismo. Por ejemplo: un primer desengaño nos hunde, sin embargo, en un segundo ya contamos con experiencia y armas para combatirlo de una manera más eficaz y positiva.

Por otro lado, lo que nos rodea es un espejo fiel a nosotros mismos. Atraemos y conocemos gentes con nuestros mismos intereses. Generamos actitudes en otras personas hacia nosotros idénticas que se corresponden a lo que pensamos sobre nuestra persona, por el mecanismo de proyección en el otro este reacciona de la manera en que creemos que merecemos por lo que creemos que somos. Según nos sentimos entre un grupo de gente generamos la energía para que los demás también se sientan así, por eso, si nos sentimos bien la experiencia puede ser muy positiva y entrañable generando karma positivo y volviéndose a repetir.

Si embargo, a veces pasa, que nos sentimos irritados en medio de un conjunto de personas que aparentemente está tranquila y conforme, quizá lo que nos irrita es una compañera desordenada. Por qué? No a todo el mundo les pone de los nervios o rechazan a los individuos desordenados. El motivo es que nos vemos reflejados en ellos y en ese punto débil que tanto odiamos de nuestro carácter. No nos hayamos irritados con la colega sino con nosotros mismos.

Ante las experiencias negativas decir que son generadas por nuestro propio comportamiento por ello es preciso realizar un ejercicio de introspección y analizar qué debemos cambiar de nuestra forma de ser o actúar para no volver a atraer esa experiencia incómoda o terrible. Por ejemplo: una mujer muy sumisa e insegura puede atraer malos tratos de su marido u otra persona. Lo que necesita es autoafirmarse y aprender a pedir lo que necesita, también enfadarse y gritar ante una situación injusta como persona humana que es.


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