Han pasado unos días y quizás aún estén pensando en los exámenes de selectividad. Sí, habrán recuperado el sueño, pero igual estarán nerviosos por el futuro. Algunos quizás no hayan todavía pasado por esta prueba. En todo caso, me gustaría decirles que, aunque muchos adultos les hayan hablado de lo fundamental del momento, su importancia es relativa. Porque si este año no consiguen la nota que necesitan lo pueden volver a intentar. Y no pasa nada. E, incluso, si no obtienen nunca la entrada a su carrera soñada, es posible que la segunda elección, que se vean obligados a escoger, sea un camino en el que descubran una nueva vocación.
Verán, a veces pasa que sueñas mucho con algo, pero luego no es justo eso que creías. Que, en apariencia, todo vaya bien, consigues la nota que te piden y comienzas los estudios donde querías, para descubrir, el primer año, que no te imaginas toda tu vida laboral ejerciendo ese trabajo. Si les ocurre, sepan que tampoco pasa nada. Porque ahora es ese momento en el que piensan que la vida son dos días y que hay que conseguir el éxito a edades tempranas. No caigan en la misma trampa. Siempre es buen momento para volver a la encrucijada y cambiar de camino. Lo único claro en la vida es la incertidumbre y la única parte buena de que todo pueda variar de un día a otro es que también te ofrece la oportunidad, si te equivocaste o no llegaste, de volver a intentarlo o de corregir la trayectoria.

