Revista Creaciones

Lo que puede dar de sí una flor de tela.

Por Unas Gotas De Rocío
Este otoño Mami Garrido nos enseñaba a hacer una flor y usarla como broche cuelga gafas. Me pareció original, pues yo tenía hechas algunas flores del mismo tipo desde hace años y no les había dado ninguna utilidad. Las preparé para un taller que por aquel entonces impartía de diademas y que sirvieron de muestra. Así que busqué por mis cajas y como quien guarda halla, pues hallé esta flor que con tan solo añadirle un cordón y un cierre por detrás se ha convertido en un cuelga gafas monísimo. 
Finalmente decidí regalar el broche a alguien que no sólo sé que lo va a apreciar, sino que seguramente le dé más uso que yo, que ni he llegado a estrenar el broche, pues de tan solo imaginarme las gafas colgando ya me molesta. 
Pero vamos, que muy delicadita soy yo para esas cosas, que lo normal es adornarse con un collar o cualquier otra cosita de las que me parecen monas en las demás, y nunca en mí. Pero qué se le va a hacer, si no reaccioné con rebeldía a las costumbres de mi padre (que a sus niñas no les hizo los agujeros en las orejas ni tan siquiera) sino todo lo contrario, y luzco mis orejillas intactas. Aunque algunas me insistan para que me haga el agujero, que eso no duele, yo me resisto con una convicción al 100%. ¿Será por dolor? Que una ya está acostumbrada a tanto.... Pero que no, que es el sello de la casa: adornos pocos y orejas sin agujerear. 
Y después de tanta confidencia sin importancia, os enseño el broche cuelga gafas que ha dado pie a tanta palabra. 
Lo que puede dar de sí una flor de tela.
Lo que puede dar de sí una flor de tela.
Y en cuanto al broche ya está, que una flor de tela da de sí hasta contaros algunas costumbres familiares, pero no más.
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Ahora os quiero enseñar algunas cositas que he visto este fin de semana y creo que a alguna le puede gustar. Y es que allá donde vayamos siempre encontramos curiosidades relacionadas con la artesanía.
Salimos el sábado tempranito y nuestro primer destino fue Decaye. No conocíamos nada de Badajoz, y teníamos muchas ganas de conocer in situ la tienda que surgió del proyecto empresarial de mi cuñado. Lo que yo no sabía (o no recordaba, la verdad) es que mi hermana había pintado un cuadrito para el escaparate. Cuento con su medio aprobación para publicarlo pues dice que ella ni sabe pintar ni crear, pero no me digáis que para alguien que coge un pincel cada 10 años y que lo que dibuja en su cabeza, rarísima vez lo traspasa al papel, no está bien, pero que muy bien.
Lo que puede dar de sí una flor de tela.
Otro detalle más de Decaye son estas piedras que una amiga de la familia pintó y que me parecieron de lo más originales.
Lo que puede dar de sí una flor de tela.
Por cierto, si para estas fechas queréis regalar grandes marcas a precios muy, muy asequibles daros una vueltecita por la tienda on line (pinchando aquí la tenéis).
Luego, en nuestro paseo por la ciudad, me fijé en la fachada de una tienda de patchwork con taller artesano. Era una calle anónima oscura y sin demasiado aliciente, por eso me pareció tremendamente original la manera de atrapar mi atención. Creo que es ganchillo hecho con bolsas de plástico. Qué mal se ve la foto, no sé porqué no cogí la cámara y en vez de eso la hice con el móvil
Lo que puede dar de sí una flor de tela.
Pero Badajoz es mucho más que estas dos tiendas que os he querido enseñar. El atardecer en el río, después de conocer sus plazas, sus calles y su gastronomía, fue precioso.
Lo que puede dar de sí una flor de tela.
Para terminar, una foto que irremediablemente me tuve que hacer en Monsaraz, una encantadora aldea portuguesa que llegando la Navidad decora sus calles de piedra y cal con un Belén de figuras gigantes y majestuosas.
Lo que puede dar de sí una flor de tela.
Y con esta hilandera me despido. Mil gracias por estar ahí y que seáis muy felices. 

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