Revista Cultura y Ocio

Lo que queda de luz

Publicado el 16 diciembre 2020 por María A. Ayuso @MariaysuMundo

Este año maldito al que no me atrevo ni a nombrar me ha regalado grandes lecturas. La penúltima ha sido 'Lo que queda de luz', de Tessa Hadley Y publicada recientemente en Sexto Piso. Es una novela que explora y se sumerge en el lado más complicado de esas relaciones que parecen ser perfectas. 

LO QUE QUEDA DE LUZ

Christine y Alex. Lydia y Zachary. Dos parejas de amigos que han pasado sus mejores y peores momentos juntos, pero el día que reciben la llamada de Lydia diciendo que Zachary ha muerto consecuencia de un infarto, la paz y el equilibrio que habían logrado los cuatro, salta por los aires. Lydia se instala junto a Christine y Alex para pasar los peores momentos, lo que provocará una catástrofe que ni ellos mismos imaginan. Y es que al final de cada página, de cada historia, nada es tan perfecto como parece. 

Tessa Hadley nos sumerge en la intimidad de dos parejas que prácticamente forman una familia. En el primer episodio la autora nos los presenta como un grupo sólido, bien avenido y siempre dispuesto a echarse una mano. La muerte de Zachary pone todo patas arriba y se creará un conflicto que, en realidad, siempre estuvo presente. Saldrán a la luz viejas rivalidades, celos e incluso infidelidades -a veces consentidas y otras no tanto-.  En 'Lo que queda de luz' el lector se cuela en la intimidad de unos personajes que creen tener todo bajo su control, pero que al final se ven superados por la vida y las circunstancias. 

Algo que me encanta de leer es poder ser espectadora de vidas ajenas, de problemas ajenos y de soluciones ajenas. Y me podéis llamar cotilla, sí, pero creo que es maravilloso asomarse a la mirilla del libro y ver cómo una autora es capaz de crear conflictos y resolverlos. Aunque a veces no acaben bien para los personajes, porque como la vida, la literatura también va de sobrevivir. 

'Lo que queda de luz' es el primer trabajo de Tessa Hadley que ha sido traducido al castellano y es un ejemplo más de que nunca es tarde para publicar una buena novela. Lo que más me ha gustado de la obra es la construcción de los protagonistas: imperfectos, con sus aciertos, sus errores e incluso un poco lunáticos. 

Me gustan los libros en los que lo cotidiano, las miradas, los silencios o los recuerdos tienen importancia. Me gustan esos diálogos chispeantes que en realidad muestran importantes reflexiones sobre la vida y el paso del tiempo y tienen grandes historias detrás. 

Valoración GoodReads: ⭐⭐


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