Revista Coaching

Lo que resistes…persiste

Por Rosehill

En mi anterior artículo (ir a link) te comentaba lo importante que era darse cuenta de algo que está ocurriendo en nuestra sociedad (en el mundo, para ser más exacto). Un alto, considerable y a menudo mayoritario colectivo de personas están expresando DE DISTINTAS FORMAS, su deseo por CAMBIAR el sistema en el que vivimos. Es decir, cambiar nuestro sistema de relaciones humanas, nuestro marco de actuación, nuestra escala de valores o las creencias más comunmente sostenidas como correctas. Queremos cambiar nuestro sistema porque nos hemos dado cuenta que nuestro sistema ya no nos está sirviendo, no nos es útil para alcanzar nuestro propósito en la vida. Y es cierto, pero….eso NO QUIERE DECIR que ese sistema no nos haya sido útil, y mucho, para OTRO propósito. Esta afirmación sin duda va a alarmar a más de una persona de las que compone el colectivo al que me estoy refiriendo. Lo sé. Si tú eres uno de ellos, entonces te pediré que intentes adoptar un cambio de perspectiva para entender lo que quiero decirte. Te lo mostraré.

El principal propósito de todo lo que queremos cambiar ha sido llevarnos hasta un “lugar” desde el que nos hemos dado cuenta que no queremos seguir haciendo lo que hasta ahora hemos hecho. Eso no hubiera sido posible si antes no hubiéramos alcanzado ese “lugar” que simboliza o representa el estado del ser al que hemos llegado y que nos permite ver ALGO que antes no veíamos. Es como si hubiera sido necesario hacer lo que no necesitamos para darnos cuenta de lo que realmente queremos. No es que deba ser siempre así pero lamentablemente hay que reconocer que esta forma de ver el alcance de nuestros actos y decisiones, suele ser la más frecuente en nuestro proceso evolutivo. Tenemos que equivocarnos, mucho y muchas veces, antes de corregir nuestros actos. Forma parte de nuestro limitado alcance de visión, propio del nivel de conciencia que tenemos.

En cualquiera de los casos estoy tratando de compartir contigo la idea de que TODO TIENE UN SENTIDO y un propósito cuando sabes mirarlo desde el lugar adecuado. El principal propósito de nuestro sistema ha sido, y sigue siendo, SERVIR como despertador de la humanidad. Una vez que despiertas NO HAY MARCHA ATRAS, no puedes volver a negar que ves lo que hasta ahora no veías. Sería como engañarte a ti mismo. Quizás puedas aguantar la farsa durante algún tiempo pero… tarde o temprano vas a tener que correr el telón de tu propia obra teatral.

Y eso ocurre porque la evolución es un hecho IRREVERSIBLE.

Exacto, todo esto forma parte de nuestra evolución. Así que celebra lo que está ocurriendo. Sí, sí….te estoy diciendo que celebres tanto la existencia de lo que quieres cambiar como tus ganas de cambiarlo. Las dos cosas son perfectas, necesarias, consecutivas y están magistralmente vinculadas a tu propio proceso evolutivo. ¿ves lo que te quiero decir? Ojalá sí.

Ahora que he llegado a este punto ya puedo abordar el título de mi artículo, que en realidad tiene mucho que ver con la forma en que queremos expresar las ganas de hacer cambios. Una vez que descubres, te cuentan o reconoces por ti mismo lo inútil que han sido y son las cosas que llevas haciendo es porque has subido un pasito más arriba para verlo todo más claro. El simple hecho de verlo para mí ya es un síntoma muy bueno de que estás despertando (toma más tiempo de lo que parece). Sin embargo lo que quiero abordar no es el hecho de verlo sino lo que ocurre después, y me refiero a las ganas de cambiar TODO lo que AHORA ves. Es como un torrente de emociones que a menudo no sabemos qué hacer con ellas. Sentimos ganas de compartirlo, de unirnos a otros como nosotros para ver que no estamos ni solos ni equivocados. Pronto nuestros pensamientos inconscientes harán de las suyas y ese sentimiento se teñirá de energía negativa. Sentiremos indignación, cólera y ganas de luchar contra todo lo que queremos cambiar.

Si te encuentras en esta dinámica quiero que sepas que estás muy lejos de poder cambiar lo que realmente se necesita cambiar. Lo que resistes PERSISTE. Es una premisa universal.

Otros te dirán que luchar es la única forma de cambiar las cosas. Te dirán que EL HOMBRE lleva haciéndolo así desde hace muchos, muchos siglos. Los grandes imperios, las grandes eras, los reinos, las dominaciones etc etc. parece que sus últimos momentos de existencia han tenido que ser turbulentos y teñidos de lucha y sangre. Sí, es cierto, llevamos mucho tiempo haciéndolo de esa forma, creyendo que la lucha o la destrucción de algo que no quieres es la forma de conseguir lo que quieres. Para mí eso suena más a encontrar una forma de expresar tu malestar o tu ira contra lo que no quieres. Una vía de escape para con tus emociones.

Insisto lo que te dije antes. Si ya sabes lo que no quieres, es una muy buena noticia que puedes CELEBRAR. Pero por favor no destruyas lo que no quieres, porque no se trata de destruir….. sino de CONSTRUIR. No te centres en lo que no te sirve, sino más bien empieza ahora a CREAR lo que necesites para tener la vida que deseas.

Y este es el gran paso que ahora tenemos que dar. El HOMBRE lleva demasiados milenios acostumbrado a luchar para cambiar las cosas.  Es algo que forma parte de nuestro código genético, como si siempre hubiese que luchar, destruir, o resistirse a algo para recuperar el sentido de nuestras vidas.

Sí, así suele pensar el hombre….pero no  la mujer.

No se trata de un comentario “sexista” sino más bien me estoy refiriendo a la diferencia entre la energía masculina y la femenina, ambas presentes en todos y cada uno de los seres humanos.

Llevo mucho tiempo observando la actitud con la que hombres y mujeres afrontan los momentos de cambio que vivimos y veo una gran diferencia entre ambos. La energía masculina es la que te hace ser más racional y por ende echar mano de los recuerdos y la experiencia pasada. Por eso creemos que hay que luchar contra todo para imponer un nuevo orden, para controlar, retener y resistir tanto como “haga falta”. Eso, sencillamente, es una actitud agotadora. De hecho se está agotando…

La energía femenina, en cambio, es aquella que te permite crear lo que necesites, la que accede a la intuición para definir los pasos y la que está más cerca de los sentimientos del corazón que de los procesos lógicos de tu mente.

Observa las movimientos sociales que expresan descontento, lucha o resistencia. Luego observa los movimientos sociales que se expresan a través de la creación de propuestas e iniciativas, los que se reunen en paz para compartir algo, para orar, para meditar o para practicar una pasión común. Observa ambos movimientos y luego dime cúal de ellos te deja mejores vibraciones.

Lo creas o no, seas hombre o mujer, ahora es tiempo de usar tu energía femenina. Una energía que nos permita crear en vez de destruir, unir en vez de separar y que nos conecta entre nosotros y con la madre tierra. De hecho debo decir en favor del colectivo de mujeres que ellas están mucho más preparadas y predispuestas a entender y actuar en favor de los cambios que el mundo merece tener.

Yo también me alegro y celebro cuando veo todos los movimientos y cambios que está habiendo en el mundo, a muchos niveles y de formas que ni si quiera nos podemos llegar a imaginar. Y cuando los veo siempre acabo pensando lo mismo:

Ojalá la energía femenina cada vez esté más presente entre nosotros. Ojalá.

Hasta pronto.


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