Me has preguntado qué siento cuando leo. Siento que el tiempo se para, que no existe pasado ni futuro, que puedo romper las leyes de la física. Como una viajera del tiempo y el espacio, parece sencillo cortar los hilos de este títere que va envejeciendo. Siento que soy ella, él, ellos, ellas, eso. Soy una niña que se esconde en una polvorienta buhardilla, armada con una manta y una linterna, para proteger el secreto de una puerta, demasiado pequeña para un adulto, que conecta con otro universo.
Foto de @perenquen23.
Cuando leo siento que puedo hablar con los muñecos que de día parecen inertes, pero que de noche recobran la vida que se merecen. Siento que no hay injusticia que se me resista, ni enfermedad que no pueda curar o drama al que no me enfrente con coraje. Siento que soy Dios y, un segundo después, una hormiga que carga el tesoro de una gigantesca hoja. Cuando leo soy buena y mala, o todo lo contrario. Y no hay mundo que se me resista.
No sé si he contestado tu pregunta, tal vez baste con decir que, cuando yo leo, lo que siento es que, por fin, existo.