Revista Educación

Lo que siento cuando escribo

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Lo que siento cuando escribo

Si un hombre de negro analizara mis escritos desde el punto de vista financiero se llevaría las manos a la cabeza. Qué pérdida más grande de tiempo, dirían. ¿Para qué centrar recursos en una labor que no alcanza ni el más mínimo objetivo dentro de los cánones del éxito social y económico? La respuesta que recibiría de mí lo llevaría aún más a la histeria. Escribo por lo que siento cuando lo hago. Entonces le trataría de explicar que hay días, de esos en los que la rutina nos come las horas a bocados, que en mi cerebro, a modo de defensa, apunta una historia. A veces es sólo un comienzo. Otras un personaje que asoma la cabeza. Y me paso un poquito de tiempo con las palabras rondándome la cabeza, que me asaltan mientras hago una cola, espero por el tranvía o me quedo mirando las musarañas, así de simple. Luego, por fin se dan las circunstancias de poder sentarme ante el papel (vale, ante el ordenador, en la mayoría de las ocasiones, pero es bastante menos romántico) y escribir. Y a veces me falta el aire. Es una sensación extraña, como si no pudiera respirar hasta terminar una frase. Y luego, después de contener el aliento, llega el momento liberador, un suspiro inmenso de satisfacción. Lo demás me importa menos. Claro que me alegra que haya seres humanos a los que les gusten unas frases que escribí un día en el periódico, otras que lancé a este blog o un párrafo de cierto libro que ya ha recorrido decenas de manos, pero lo que de verdad me hace feliz es ese instante en que las emociones se me acumulan y pienso que el pecho me va a estallar, para luego recuperar el aliento. Eso es lo que siento cuando escribo.

Lo que siento cuando escribo

Volver a la Portada de Logo Paperblog