A veces te pasan cosas, cosas que te descolocan, vuelven loca, entristecen, hunden... Te deja tu novio, te despiden del trabajo, tienes problemas con amigos, alguien está enfermo... Pero esto no va del súper drama (¡que podría y lo sabéis! Me río...). Esto va de algo que también pasa, a menudo a muchos, nunca a mi. Te duermes. Te duermes y justo ese día coges un vuelo. Tu primer día de vacaciones. Nunca (¡pero nunca de verdad!) me duermo. ¿Me habrá pasado dos veces en mi vida? Y tenía que pasarme justo ese día. A las 7.08am he abierto un ojo. Mi vuelo salía 7.50h. He corrido como nunca, he saltado de la cama, cerrado maleta y ventanas (¿lo hice? Ahora sé que sí), me he enfundado en el vestido que por suerte ya tenía preparado y taxi pedido para salir por la puerta y subirme en él. He llegado pero no sé ni cómo. Mis amigos que me esperaban en Inglaterra me decían que ni lo habrían intentado. Despertarse a .08 y tener el vuelo a y .50 desde el centro de Barcelona y llegar hasta el Prat, hasta el avión? Menuda locura y estrés. Pues sí. Lo he hecho y lo he conseguido, muy increíble. Pero eso sí, sin poder respirar. Cerraban puertas, terminal vacía, una sola azafata en el control marchándose ya.. Muy de película. Entras en el avión y todos sentados, tu maleta no cabe ni el avión ni tampoco abajo con el resto de equipajes facturados. "Ponerla dónde queráis", les digo. Yo lo he logrado, ahora la maleta ni me importa... Todos me miran, claro. Están deseando que empiece el despegue y largarse a sus vacaciones. Y todos somos conscientes del verano que lleva Vueling, con infinitos retrasos pero ese día justo, sale raspando el reloj... ¡pero conmigo dentro, eso sí!
No abandono mi respiración acelerada ni deja de dolerme el pecho. ¡Qué manera de correr! Encima la terminal E, la que me tocaba, estaba vacía (completamente) y en pantallas no paraba de mostrarse el mensaje "cerrando puertas" en referencia a mi vuelo. No podía perderlo... Y no lo he perdido. Este vuelo era para mí.Supongo que de eso va la vida. Hay trenes que pasan y hay que cogerlos cuando toca... No siempre cuando uno quiere sino... cuando toca, aunque cueste distinguir cuando es el momento... Y hay cosas que pasan en la vida y pasan por algo. Yo tenía que estar en Londres y así fue. Con prisas y a lo loco pero estuve.