Si tu espíritu está en paz y eres una persona que se preocupa de alimentar su interior necesariamente tu cuerpo también notará los efectos de esa paz.
Sin embargo hay personas que se olvidan de cuidar su cuerpo tal vez porque entienden , que lo que importa es su alma. Pero si tu cuerpo está enfermo o descuidado se notarán los efectos en tu alma, y al revés si te olvidas de cultivar tu espíritu tu cuerpo tarde o temprano te manifestará su malestar por medio de enfermedades.
También hay ciertas adicciones como el tabaco, el alcohol y otro tipo de drogas que indican que algo no va bien en la persona. Por eso a mí particularmente me resulta chocante cuando veo personas que son consejeros espirituales de otras o se consideran así y sin embargo salen de orar o meditar y lo primero que hacen es fumarse un cigarro. No me cuadra. Porque al fin y al cabo el tabaco es una adicción.
La cuestión es que si uno sigue teniendo adicciones o tiene muchas dificultades para vencer el nerviosismo o la ansiedad, o come demasiado o no hace nunca ejercicio y no cuida su aspecto, quiere decir que su espíritu no está en conexión con su cuerpo, o tal vez tiene una creencias o unas practicas espirituales que son superficiales pero no llegan a lo profundo de su ser. De nada sirven las afirmaciones de fe o de confianza a un nivel teórico. La fe tiene que ser a nivel de todo el ser humano. Si de verdad estás en contacto con la trascendencia y no solo a nivel teórico, estarás inundado de tal forma por el Amor que las adicciones desaparecerán por sí solas.
Si esto no nos está ocurriendo tal vez sea porque tenemos demasiadas ataduras y no profundizamos del todo por miedo a perderlas. Todo eso que no das miedo perder es en realidad lo que nos esclaviza y nos impide llegar a ser felices. También es posible que nos de miedo Dios , la felicidad, la plenitud, y sobre todo el cambio o lo desconocido.
Es un salto que tenemos que dar nosotros y nadie más y que no supliremos con teorías o saltando de gurú en gurú o buscando que otro ser humano lo haga por nosotros. Debemos prestar atención a lo que nuestro cuerpo nos dice. Las enfermedades que tenemos, las adicciones, todo aquello que nos produce malestar son mensajes que nos indican que hay un desajuste entre lo que creemos, pensamos, sentimos y hacemos.
Este ajuste es labor de toda la vida, es un continuo aprendizaje, y nuestro deber es aspirar a la plenitud y a la salud física y espiritual, en definitiva a la felicidad.